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La endometriosis - Enfoques naturopáticos

Español

Enfoques naturopáticos
por el Dr. Evan McCarvill, ND
PO Box 3343
Melfort, Saskatchewan, S0E1A0





Endometriosis - Naturopathic Approaches




¿Qué es la endometriosis?

El sistema reproductivo femenino es una cosa compleja. Y como tal, puede estar sujeto a ciertas complicaciones y trastornos que afectan la calidad de vida. La dismenorrea, o dolor durante la menstruación, es un problema común. Aunque no necesariamente es el caso, los síntomas como la dismenorrea, el sangrado abundante o irregular, el dolor pélvico, el dolor durante el ejercicio, el dolor al orinar y/o defecar, así como la hinchazón, las náuseas y los vómitos, pueden estar asociados con una afección específica del sistema reproductivo femenino conocida como endometriosis.

Endometriosis - Naturopathic Approaches

La endometriosis se presenta cuando las células endometriales, que normalmente recubren la pared interna del útero, se desarrollan en lugares anormales en la cavidad pélvica, como en los ovarios, las trompas de Falopio, la vagina o el cuello uterino. Estas células poseen los mismos receptores hormonales que las células endometriales normales, por lo que la endometriosis es una enfermedad que depende del estrógeno y que afecta a las mujeres en edad menstrual.

Las células responden al ciclo hormonal mensual normal, lo que resulta en una hemorragia interna microscópica, que a su vez conduce a la liberación de señales de células inflamatorias llamadas citoquinas y prostaglandinas, la formación de nuevos vasos sanguíneos e incluso la formación de fibromas. Así es como se inician los síntomas antes mencionados.[1] Vale la pena mencionar que la condición por lo general disminuye con el inicio de la menopausia, debido a su naturaleza dependiente de los estrógenos.

Aunque normalmente no pone en peligro la vida, los síntomas físicos pueden ser graves y debilitantes en algunos casos, y la afección a menudo se asocia con la infertilidad, con una incidencia de alrededor del 20-50% entre las mujeres infértiles.[2][3]

Prevalencia

Se ha estimado que aproximadamente el 7-10% de la población femenina en general sufre de endometriosis,[4] por lo que es un problema bastante común. De hecho, esta cifra puede estar considerablemente subestimada, ya que un diagnóstico confirmado generalmente requiere una biopsia o visualización directa del útero a través de una laparoscopia exploratoria. Por lo general, son las mujeres sometidas a cirugía o que están siendo evaluadas por infertilidad quienes se realizan este tipo de pruebas.

Los síntomas varían en severidad. Alrededor de un tercio de las mujeres con endometriosis no tienen ningún síntoma.[5] Por lo tanto, algunas mujeres pueden tener la afección durante años sin saberlo y, de ese modo, la incidencia real en la población puede ser mayor. La incidencia puede ser incluso del 80% en mujeres con dolor pélvico crónico sin causa identificada.[6] Un estudio incluso demostró mediante laparoscopia que la endometriosis se podía encontrar en el 20-50% de las mujeres que no presentaban ninguno de los síntomas típicos.[7] Parece que hay un componente genético, ya que es diez veces más probable desarrollar endometriosis si una familiar en primer grado la tiene.[8]

Causas

Las causas de la endometriosis son poco conocidas en la actualidad, aunque existen algunas hipótesis prominentes, incluida la noción de que la menstruación retrógrada (es decir, el reflujo) transporta células endometriales viables a través de las trompas de Falopio y las deposita en los órganos pélvicos, donde las propiedades de células madre que conservan les permite sobrevivir y crecer en estos lugares inapropiados.

Sin embargo, aunque también se ha demostrado que la mayoría (el 90%) de las mujeres tiene una menstruación retrógrada, identificada por la presencia de sangre en el líquido de sus cavidades abdominales, la mayoría de estas mujeres no tienen endometriosis, por lo que ésta no es una explicación perfecta. Aun así, las condiciones que aumentan la menstruación retrógrada, como los defectos en las trompas de Falopio, también parecen aumentar el riesgo de endometriosis, por lo que todavía parece haber una conexión, aunque sea imperfecta.[9]

Es probable que haya múltiples factores, tanto genéticos como ambientales, que están involucrados en la causalidad de la enfermedad, que aún no se han esclarecido. Por ejemplo, algunas investigaciones sugieren que puede estar involucrada una respuesta inmune desequilibrada al tejido endometrial desplazado.

Riesgo y tratamiento convencional

Estos son algunos factores de riesgo para la endometriosis:

  • Antecedentes familiares de endometriosis;
  • Comienzo temprano de la menstruación;
  • Ciclos menstruales cortos (menos de 27 días);
  • Larga duración del flujo menstrual (más de siete días);
  • Fuerte sangrado durante la menstruación;
  • Maternidad tardía, o no tener hijos;
  • Defectos en el útero o las trompas de Falopio.
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A pesar de que las causas de la endometriosis no son claras, actualmente el hecho de que las células responden a las hormonas se utiliza como la base fundamental del tratamiento médico. Por lo general, esto implica la supresión de los síntomas a través de la administración de hormonas, como las píldoras anticonceptivas combinadas orales (COCP, por sus siglas en inglés), o la extirpación quirúrgica de los implantes de los tejidos implicados. Usualmente, la cirugía se reserva para los casos más severos. La endometriosis aumenta el riesgo de cáncer epitelial de ovario y se cree que las COCP pueden ofrecer protección contra este riesgo.[10]

Si bien la mayoría de las mujeres (hasta el 95% en algunos estudios) que se someten a tratamiento médico mediante la supresión hormonal de la ovulación, experimenta un alivio adecuado de los síntomas, hasta la mitad de ellas tendrá un retorno de los síntomas dentro de un plazo de cinco años. Por lo tanto, para ayudar a mejorar aún más la calidad de vida, o para prevenir la recurrencia de la enfermedad, vale la pena considerar algunos enfoques naturales.

Terapias naturales

Como se describió anteriormente, el bajo nivel de sangrado interno que ocurre cuando los implantes de endometriosis responden al ciclo menstrual normal da como resultado la liberación de señales de células proinflamatorias llamadas citoquinas y prostaglandinas. Cuanto mayor es la señal proinflamatoria que resulta de tales compuestos en el cuerpo, mayores son los síntomas asociados de dolor y cólicos. Por lo tanto, tomar medidas para reducir el nivel basal de inflamación crónica en el cuerpo puede ayudar a mitigar esto.

Enfoques dietéticos

Una forma básica de hacerlo es a través de una dieta antiinflamatoria. Dicha dieta se basa principalmente en plantas, con énfasis en las frutas, las verduras, los granos integrales, las nueces, la fibra y las fuentes de ácidos grasos omega-3. La dieta mediterránea, con su alta proporción de ácidos grasos omega-3 en relación a los ácidos grasos omega-6, es el patrón alimenticio más efectivo para reducir la inflamación. Además, ya que los azúcares y los carbohidratos refinados, como los panes y las pastas de harina blanca, pueden promover un mayor estado inflamatorio en el cuerpo, una dieta antiinflamatoria debe contener alimentos con una carga glucémica baja, haciendo hincapié en los alimentos naturales integrales como las frutas, los vegetales, las nueces, las semillas y las bayas (con alto contenido de flavonoides). Estos alimentos también tienden a ser fuentes ricas de fitonutrientes, los cuales tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que pueden ayudar a calmar los desencadenantes inflamatorios.

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En un estudio sobre la dieta mediterránea que incluyó 1500 hombres y 1500 mujeres, una mayor adherencia a la dieta dio como resultado reducciones significativas en los marcadores inflamatorios (una reducción del 20% en los niveles de la PCR, una reducción del 17% en los niveles de la IL-6, una reducción del 15% en los niveles de la homocisteína, una reducción del 14% en el recuento de glóbulos blancos y una reducción del 6% en los niveles de fibrinógeno), en comparación con aquellos que tuvieron una adherencia menor a la dieta.[11]

En general se entiende que los ácidos grasos omega-6, comunes en la dieta occidental, son proinflamatorios para el cuerpo, mientras que los ácidos grasos omega-3 son antiinflamatorios. Curiosamente, sin embargo, la investigación ha demostrado que los ácidos grasos omega-3 tienen efectos antiinflamatorios solo cuando la dieta básica ya es muy alta en omega-6, como la típica dieta occidental. Entonces en realidad no son los ácidos grasos omega-6 u omega-3 en sí mismos los que son proinflamatorios o antiinflamatorios: en cambio, es la relación entre estos dos grupos de ácidos grasos lo que es importante. Cuanto más se acerque a 1:1 la relación, más antiinflamatoria es la dieta.[12]

En el pasado, las personas comían más frutas y verduras, y así obtenían más fibra, carbohidratos más complejos y más ácidos grasos poliinsaturados, como los omega-3. La proporción entre los omega-6 y los omega-3 estaba cerca de ser 1:1, pero durante los últimos 150 años más o menos, la dieta occidental típica ha tenido una proporción más cercana a 15:1 o 20:1 a favor de los omega-6.

Los alimentos ricos en ácidos grasos omega-6, que deben evitarse o reducirse en la dieta, incluyen la mayoría de la carne criada en fábricas, el trigo, el aceite de semilla de algodón, el aceite de girasol, el aceite de maíz, el aceite de cártamo, las semillas de calabaza, los anacardos y las pacanas.

Los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, que deben aumentarse en la dieta, incluyen la carne orgánica de corral y la carne de pastoreo; las nueces de Castilla; las coles de Bruselas; la coliflor; las semillas de linaza; las sardinas; el salmón; el arenque; y las anchoas.

La cándida

Existe una afección posiblemente relacionada, conocida como “síndrome del crecimiento excesivo de cándida”. En pocas palabras, se trata de un sobrecrecimiento desequilibrado de un tipo de levadura, generalmente la Cándida albicans, dentro de la diversidad, por lo demás saludable, de los microbios que viven en nuestros intestinos.

Si bien no hay una investigación sólida que haya hecho esta conexión de manera definitiva, varios profesionales médicos han observado que algunas pacientes con endometriosis experimentan una mejoría en los síntomas mientras están en un programa “anti-cándida”. Esto generalmente implica restringir los carbohidratos y azúcares refinados en la dieta, de acuerdo con los principios alimenticios de los que hablamos anteriormente, así como el uso de medicamentos antifúngicos, recetados o no.[13: 133-143]

No está claro, con base en esta información, si un enfoque anti-cándida reduce directamente la endometriosis o si los beneficios son simplemente el resultado de una mejora general de la salud. De todos modos, vale la pena considerarlo.

Terapias a base de hierbas

Ten en cuenta: consulta a tu médico antes de comenzar cualquier programa que involucre suplementos o terapias a base de hierbas, especialmente si ya estás tomando medicamentos recetados, ya que existe la posibilidad de interacciones.

En los casos leves a moderados de endometriosis, la terapia a base de hierbas tiene mucho que ofrecer. Entre las categorías de medicina herbaria que son pertinentes se encuentran las siguientes.

Sauzgatillo: conocida científicamente como Vitex agnus-castus, esta hierba normaliza las hormonas sexuales femeninas y la función de la glándula pituitaria. Tiende a aumentar la progesterona, mientras que disminuye el estrógeno. Es muy útil para los síntomas premenstruales, así como para volver a equilibrar la actividad hormonal después del uso de anticonceptivos orales.

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Cohosh negro: conocido científicamente como Cimicifuga (o Actea) racemosa, esta hierba sirve como un relajante tónico uterino y como un normalizador de las hormonas femeninas, mostrando en estudios con ratas la capacidad de disminuir la hormona luteinizante (LH) sérica, lo que también es un objetivo en el tratamiento convencional de la endometriosis, así como la capacidad de unirse a los receptores de estrógeno. Compite con el estrógeno normal para unirse a los receptores, pero se une a ellos de forma más débil que el estrógeno real. Por lo tanto, mitiga eficazmente cualquier estimulación excesiva de estrógeno que pueda estar contribuyendo a los síntomas. El cohosh negro es útil en casos de bochornos y síntomas del síndrome premenstrual, además de estar indicado para los síntomas de la endometriosis. Está contraindicado en caso de embarazo, lactancia y tumores que dependen de los estrógenos.

Ñame silvestre: conocida científicamente como Dioscorea villosa, esta hierba es una fuente de materia prima para la fabricación de hormonas anticonceptivas sintéticas y corticosteroides. Como tal, tiene propiedades naturales de normalización hormonal, antiespasmódicas y antiinflamatorias. Está indicado en casos de dolores menstruales, dolores ováricos y uterinos, e incluso dolores del embarazo. Se deben evitar las dosis grandes durante el embarazo, excepto bajo la supervisión de un médico. También está contraindicado en caso de cáncer.

Conclusión

Si sufres de endometriosis, o si conoces a alguien que sufra esta afección, espero que este artículo te haya ayudado a obtener una idea de la naturaleza de la enfermedad y algunas de las opciones que tienes para prevenirla o manejarla.