Enfocarse en la comida – Comer de forma consciente - Más energía y menos estrés

Es increíble lo rápido y ocupado que está nuestro día a día. Desde el momento en que despertamos nuestra adrenalina se dispara mientras elaboramos nuestra gran lista de cosas por hacer. Todos sabemos que no es “saludable”, pero la mayoría de nosotros no sabe cómo cambiarlo. Y así avanzamos. Corriendo para vestirnos, corriendo para que todos salgan a tiempo, estresándonos por lo que podríamos estar olvidando o por cómo, incluso antes de que nuestro día haya comenzado, ya hay demasiado que hacer.

¿Esto se parece a algunas de tus mañanas recientes? Cuando te imaginas a ti mismo en este estado, ¿te sientes bien en tu cuerpo?

Este estado se conoce como “lucha o huida” y es el estado en el que se encuentra nuestro sistema nervioso la mayor parte del día en estos días (por desgracia). Los estresores crónicos de bajo grado son la norma en la sociedad occidental. Somos bombardeados desde una edad temprana con el mensaje de que para ser considerados exitosos y productivos, debemos trabajar horas extras, sacrificar nuestra salud, cordura y felicidad general para lograr el “equilibrio de vida” utópico que todos deseamos. Esto nos deja en un perpetuo estado de sentirnos apurados. Y eso, mi amigo, es agotador. La mayoría de nosotros funciona de manera sub óptima la mayor parte del tiempo: habitualmente estamos cansados, privados de sueño, ansiosos y malhumorados.

De alguna manera, nuestra sociedad ha pasado del estado ideal de “jugar al aire libre hasta que oscurezca, comidas caseras” a una mentalidad de “ir más rápido, hacer más, comida rápida” que francamente es similar al dicho “muerte por mil cortes”.

Esto ha creado un declive lento en nuestra calidad de vida y en la vanguardia de esta pendiente resbaladiza hacia la enfermedad, está la forma en que estamos comiendo.

Olvida lo que estamos comiendo. Eso es tema de otro artículo. Estoy hablando de CÓMO comemos.

Mientras estamos en el metro, mientras caminamos y hablamos, en nuestros autos, trabajando en nuestras computadoras, durante las reuniones, definitivamente no nos tomamos el tiempo para saborear o masticar nuestra comida. Nuestra sociedad es experta en la capacidad avanzada para tragar comida y distraernos del presente. Combina esto con alimentos de solución rápida (sándwiches mediocres, sopa enlatada, cereales, galletas y bocadillos azucarados) y tenemos una receta para el desastre.

Pero esto no es nada nuevo. Lo sabemos, ¿verdad? Pero, ¿qué se supone que tengo que hacer, Dra. Salna? Apenas puedo superar mi día y mucho menos añadir el estrés adicional de CÓMO estoy comiendo a mi lista interminable de preocupaciones.

El conocimiento es poder.

Hablemos un poco del contexto. Cuando nos apresuramos constantemente ... y comemos ... y nos apresuramos, mantenemos nuestros cuerpos en alerta máxima. Esto significa que, en el estado de “lucha o huida”, toda nuestra sangre se desvía a nuestras extremidades y al cerebro para mantenernos alertas y preparados para “huir” de nuestros atacantes. Esto es en sí misma una respuesta bastante saludable. ¿Necesitas levantarte de repente y hablar en una reunión? La adrenalina te ayuda a hacer eso. Le permite al cerebro enfocarse y a ti comunicar la información que tus colegas están esperando. Definitivamente no estás enfocado en digerir tu almuerzo ⁽¹⁾.

¿Qué pasaría si te digo que cuando nos enfocamos en comer, en realmente masticar, saborear y tragar nuestra comida, mejoramos la capacidad del cuerpo para digerir nuestros alimentos, absorber los nutrientes y, a su vez, tener más energía, más concentración y una perspectiva más tranquila en nuestros días ocupados?

Sin embargo, para que podamos digerir nuestros alimentos de manera óptima, debemos estar en la fase de “reposo y digestión”, en la que se activa el lado parasimpático (o lado calmante) de nuestro sistema nervioso. Esto cambia el flujo sanguíneo de VUELTA al sistema digestivo, optimiza los jugos digestivos de la vesícula biliar, el estómago y el páncreas para la descomposición de los alimentos y promueve la flora bacteriana intestinal saludable (léase: menos gases e hinchazón). También permite una peristalsis óptima en el intestino grueso que conduce a una mejor eliminación de los desechos. Con todo, cuando comemos de manera consciente, podemos utilizar mejor los alimentos que acabamos de comer para ayudarnos a dominar nuestro día. ¡Eso para mí es ganar!

Prestar plena atención a CÓMO comemos se conoce como

“comer de forma consciente”.

Muchos malinterpretan este término y lo entienden como el hecho de ser extremadamente conscientes de lo que estamos comiendo. Esto puede conducir a prácticas alimentarias restrictivas (que incluyen anorexia y bulimia), así como a la ortorexia, un término relativamente nuevo que se utiliza para describir a aquellos que tienen una obsesión por comer solo alimentos saludables ⁽²⁾. Estas prácticas alimentarias limitantes a todos los niveles crean una mentalidad de tipo cárcel y arrojan al cuerpo nuevamente a la respuesta de lucha o huida, el estado de adrenalina impidiendo la digestión óptima.

Presentamos el comer de forma consciente: ser consciente de cómo estamos comiendo y comer con propósito. Esta conciencia trabaja para aplastar las restricciones. Esta conciencia se refiere a llevar nuestra atención a nuestros alimentos cuando comemos. Cómo son los alimentos, a qué saben / cómo se sienten en la boca y tomarse el tiempo para masticar y tragar apropiadamente nuestra comida en lugar de tragarla atropelladamente para que podamos pasar a la siguiente tarea ⁽³⁾. En esencia, es la sensación tranquila y feliz que sentimos en nuestros cuerpos cuando disfrutamos de una comida con nuestros seres queridos: el ambiente, la mesa, la comida, la risa, la gran conversación y el disfrute puro de la buena comida con una compañía fabulosa. Ahhhh.

Ya que es muy probable que NO vayas a tener este tipo de ambiente en la oficina o con tus hijos en el campo de fútbol, he recopilado algunos trucos fáciles para comenzar el camino hacia una forma de comer más consciente.

El comer de forma consciente se puede lograr de varias maneras y la siguiente no es ni remotamente una lista completa de lo que puedes hacer. Si eligieras una o dos prácticas de alimentación consciente para comenzar hoy, ya estarías adelantando mucho. Recuerda; es sorprendente lo que puede suceder cuando nos enfocamos en estar presentes: en nuestras vidas, en la mesa de la cocina, etc. La lente con la que vemos el mundo se ensancha y esto, amigos míos, es hermoso. Te devuelve el control de tu salud.

Por lo tanto, dale a las glándulas que controlan el estrés (también conocidas como glándulas suprarrenales) y tu mente, un merecido descanso. Digiere tu comida de manera óptima. Ten más energía y menos estrés menos con estas simples técnicas. Te sentirás muy feliz de haberlo hecho.

1. Líbrate de las distracciones – apaga el televisor, la radio y pon tu teléfono en modo silencioso. O disfruta del silencio o ten un tiempo familiar (o sea, una conversación) alrededor de la mesa. Haz de esto tu nueva norma por una semana y nota cómo te sientes después de las comidas. Preguntarse unos a otros sobre la parte más alentadora de su día es una excelente manera de comer de forma consciente a través de la gratitud.


2. Aprecia tu comida – comer de forma consciente no se trata de desarrollar un poder sobrehumano de concentración, sino más bien de desarrollar una apreciación profunda de los alimentos. De dónde vino, cómo está preparado y el puro disfrute de la comida que estás comiendo. Esto se puede practicar al comer cualquier cosa, desde una ensalada hasta una pizza. Disfruta realmente tu comida. No se trata de sentirse orgulloso cuando te comes una manzana y de sentirte culpable cuando te comes una rosquilla. Intenta comer de manera intuitiva: cuando aprecias tu comida, estarás más consciente de cómo se siente tu cuerpo cuando comes. Cuando hacemos esto tendemos a comer más despacio y saborear cada bocado, lo que optimiza la digestión, nos estresa menos y nuestra energía aumenta ⁽⁴⁾.


3. Come más lento – esto puede sentirse como un tornado para muchas personas. Masticar 20 veces antes de tragar mientras bajas el tenedor entre los bocados. Argh. Mi sugerencia: sé gentil contigo mismo. Recuérdate a ti mismo que las comidas no son una carrera. Intenta utilizar palillos chinos como tu utensilio para desacelerar un poco las cosas y redefine lo que es 'comer más despacio' para 'disfrutar y saborear'; esto te llevará de vuelta al momento presente para que puedas realmente saborear tu comida, lo que inevitablemente te permitirá reducir la velocidad.


4. No te olvides de respirar – a menudo sugiero unas pocas respiraciones profundas del abdomen (respiración diafragmática) antes y después de las comidas. Respira profundamente desde tu abdomen para que tu ombligo se eleve. Intenta no mover los hombros. Haz esto tres veces antes de comenzar a comer y al final de tu comida. Esto te permite tener un momento de calma y estimula el flujo de sangre al sistema digestivo, lo que conduce a una mente tranquila y una digestión óptima ⁽⁵⁾.


5. Pon la comida en un plato – parece una tontería decirlo, pero al ser una sociedad de 'ocupados', a menudo comemos directamente de las bolsas. Poner la comida en un plato, por pequeña que sea la porción, te permite ver lo que estás comiendo para que puedas apreciarlo (consulta la sugerencia 2), lo que te da más conciencia sobre tu comida. Este hábito convierte la alimentación en una experiencia placentera y ayuda a volver a enfocarse en la comida misma.