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¿Por qué falta mi período? Enfoques naturopáticos

Español

Enfoques naturopáticos
by Dr. Sarah King ND
Upper Beach Health & Wellness
1937 Gerrard St E
Toronto, ON, M4L2C2


Hypothalamic Amenorrhea

Tu periodo está retrasado, muy retrasado. No estás embarazada y no estás en la menopausia. Es posible que hayas perdido un ciclo o varios. Por supuesto, es preocupante: muchas mujeres que han echado en falta uno o más períodos a menudo se hacen varias pruebas de embarazo para estar seguras. Pero las causas de la falta de un período van mucho más allá de la posibilidad de un embarazo.

“Amenorrea secundaria” es un término que se usa para describir la ausencia de la menstruación, no relacionada con el embarazo, la lactancia materna o la menopausia, en una mujer que anteriormente tenía períodos menstruales regulares. Varios trastornos que afectan la regulación hormonal pueden causar la amenorrea secundaria; sin embargo, del 30 al 35% de los casos se deben a una afección denominada amenorrea hipotalámica (AH).[1][2]

La AH se presenta en ausencia de anomalías estructurales u otras enfermedades orgánicas, y con una mayor incidencia en mujeres atléticas.[1] Los déficits energéticos agudos o crónicos (a través de la pérdida de peso o la pérdida de grasa corporal) u otro estrés físico o psico-emocional pueden alterar el sistema neuroendocrino y causar un desequilibrio hormonal.

Hypothalamic Amenorrhea

Cada una de estas condiciones (pérdida de peso, ejercicio excesivo y percepción de estrés) afecta negativamente la regulación del eje hipotálamo-hipófisis-ovario (HHO), lo que provoca el cese de la ovulación (anovulación).

La falta de algunos períodos puede no parecer un gran problema. De hecho, algunas mujeres pueden aceptar gustosamente un descanso de su flujo, pero las consecuencias a largo plazo de la disfunción hormonal pueden ser graves. Si no se tratan, estas interrupciones pueden provocar alteraciones en el metabolismo de los lípidos y la glucosa, niveles anormales de cortisol y un aumento de la ansiedad y la depresión.[1] El estrógeno por sí solo es crucial para la acumulación ósea (hasta la edad de 24 a 30 años) y para el mantenimiento de los huesos, así como para la protección cardiovascular.[1] Por lo tanto, a largo plazo, existe un mayor riesgo de osteopenia y osteoporosis, y para las mujeres menores de 30 años, la dificultad para alcanzar una masa ósea máxima saludable.

El eje HHO y las causas de su disfunción

El eje HHO es una relación hormonal regulada entre el hipotálamo, la hipófisis en el cerebro y los ovarios, que actúa como una cadena de señales.[1] Genazzani et al han llamado al hipotálamo el “centro de control de hormonas”.[3] Esta área particular del cerebro es sensible a los niveles de hormonas suprarrenales y a otras hormonas por medio de ciclos de retroalimentación.

Hypothalamic Amenorrhea

Estas señales pueden afectar la secreción de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), una hormona mensajera que afecta los ovarios y la secreción de estradiol.[1] Los niveles bajos de estrógeno, especialmente en la fase folicular del ciclo menstrual, pueden evitar la ovulación o provocar una ovulación esporádica y ciclos irregulares.[4] La alimentación desordenada y el síndrome de la tríada femenina se han asociado con niveles bajos de hormona luteinizante (LH, por sus siglas en inglés). La LH, secretada por la hipófisis, genera pulsos con el ciclo menstrual y desencadena la ovulación. La combinación de estrógenos bajos y pulsos bajos o anormales de LH aumenta la probabilidad de un ciclo menstrual anovulatorio y un revestimiento uterino delgado.[1]

El estrés mental y emocional

El estrés en general actúa como una señal (o múltiples señales) para nuestro cuerpo y cerebro. Se puede describir el estrés de muchas maneras. Fisiológicamente, es una respuesta adaptativa a estímulos externos o internos que activan diferentes vías en el cuerpo.[3] Sin embargo, la forma en que se experimenta e interpreta el estrés varía de persona a persona. Los factores estresantes psicosociales o percibidos son a menudo dificultades en nuestras vidas que nos agobian más allá de lo que somos capaces de enfrentar.[5] Pueden ser agotadores mental y emocionalmente, y pueden o no estar bajo nuestro control.

Las situaciones estresantes que afectan los sistemas hormonales pueden incluir partir a la universidad, comenzar un nuevo trabajo, tener que desarraigar a tu familia por una nueva situación de vida, una muerte en la familia, el fin de una relación y mucho más, todo lo cual puede causar amenorrea.[6]

Cuando algo se interpreta como estresante, se activa una cascada de vías en el cuerpo para aumentar la supervivencia. El cuerpo está programado para reasignar recursos en tiempos de necesidad. Cuando una persona comienza a sentirse abrumada, con demasiada presión, lidiando con una confusión interna, el cuerpo responde a este estrés como si la supervivencia dependiera de ello. Algunas reacciones incluyen el aumento de la glucosa en la sangre, aumento del ritmo cardíaco, inhibición de la digestión y disminución de las hormonas tiroideas, para ayudar a evitar el agotamiento de la energía.[4]

En paralelo, los niveles de cortisol aumentan, afectando a múltiples sistemas, incluida la interrupción de la función tiroidea.[1] Un estudio mostró que las mujeres con AH tenían cortisol sérico elevado, mientras que aquellas con amenorrea por otras causas (por ejemplo, síndrome de ovario poliquístico) no tenían las mismas elevaciones.[7] Además, una vez que las mujeres con AH restablecieron la función ovárica, sus niveles séricos de cortisol disminuyeron en comparación con aquellas que no habían recuperado la ovulación.[7]

Estos cambios y la percepción de estrés conducen a un aumento de los niveles de beta-endorfina en el hipotálamo. Esto afecta a la GnRH, por lo que altera el eje HHO, lo que da como resultado ovarios de bajo funcionamiento. Sin suficiente estrógeno y LH, ya no se estimula el desarrollo de los folículos ováricos, lo que significa que no hay óvulos maduros y, por supuesto, tampoco uno para enviar hacia el útero. El útero en sí, sin suficiente estrógeno, no podrá obtener el grosor adecuado y, por lo tanto, no tiene nada que desechar (no hay “sangrado” de menstruación).[4]

Un estudio que realizó un seguimiento de la percepción del estrés diario de las mujeres y sus niveles de hormonas sexuales informó que las mujeres con una alta percepción del estrés diariamente tenían niveles más bajos de estrógeno y LH, así como una menor progesterona lútea y una mayor probabilidad de anovulación.[5]

Hypothalamic Amenorrhea Deporte, ejercicio y pérdida de peso

La AH se presenta con más frecuencia en mujeres atléticas, pero más en aquellas que mantienen un peso corporal bajo y se someten a un entrenamiento intensivo. Esto no significa que solo afecte a las atletas olímpicas; corredoras de larga distancia, gimnastas, bailarinas y nadadoras están todas en riesgo, y la prevalencia de AH es de hasta el 69% de todas las atletas en estas categorías.[4]

Un estudio informó una asociación positiva entre la incidencia de amenorrea en las corredores y la cantidad de millas por semana, independientemente del porcentaje de grasa corporal, que también puede ser un factor que conduce a la amenorrea.[4]

La baja densidad ósea es una secuela conocida de los niveles bajos de estrógeno crónicos. Se debe a un desequilibrio calórico: ingesta calórica insuficiente de la dieta con un exceso de calorías quemadas durante el ejercicio / entrenamiento. Los bajos niveles de estrógeno y los sistemas hormonales alterados producen amenorrea y baja densidad ósea.[8] La combinación de baja disponibilidad de energía con amenorrea y baja densidad ósea se conoce como la “tríada de atleta femenina” o “síndrome de tríada femenina”.

Se encuentran resultados similares en mujeres con trastornos alimentarios, ya que el cuerpo intenta funcionar con calorías y energía insuficientes, reasignando los recursos a los procesos más vitales. La pérdida rápida de peso o el mantenimiento de un bajo peso corporal, incluso con “dietas” de una única vez también pueden causar AH. Cuando el porcentaje de grasa corporal de una mujer cae por debajo de aproximadamente el 18% (o si el índice de masa corporal [IMC] cae por debajo de 19), las mismas vías se activan para detener la ovulación y la menstruación.

Hypothalamic Amenorrhea Tratamiento: cómo recuperar tu período

Para restablecer la ovulación y la menstruación, se debe eliminar la causa principal de la disfunción. Primero, se deben abordar los obstáculos físicos. Esto incluye aumentar la ingesta de calorías y disminuir la actividad física, lo que puede requerir asesoría para desarrollar hábitos de vida saludables.

Es importante trabajar con un profesional certificado para desarrollar un plan seguro para optimizar el IMC y el porcentaje de grasa corporal. Los cambios importantes en la dieta y el estilo de vida pueden tener efectos positivos a largo plazo, pero a corto plazo deben manejarse de manera adecuada. En otros casos, las mujeres pueden necesitar apoyo adicional para ayudarlas a modificar sus actitudes hacia la comida y el ejercicio y para cambiar sus hábitos en estas áreas.

La terapia cognitiva conductual (TCC) es un tratamiento basado en la evidencia que tiene como objetivo modificar actitudes y hábitos al reflexionar sobre los pensamientos, sentimientos y acciones automáticos de un individuo.

Un estudio asignó a mujeres con AH a uno de los dos grupos de tratamientos: 16 sesiones de TCC durante 20 semanas, o solo observación durante 20 semanas. Las primeras seis sesiones se enfocaron en evaluar la nutrición y los hábitos de ejercicio y las actitudes hacia cada uno, mientras que las sesiones restantes se enfocaron en las técnicas y herramientas de manejo del estrés para adoptar actitudes más saludables. De las mujeres que recibieron TCC, el 75% reanudó la ovulación. Mientras tanto, entre las que solo fueron observadas, el 33% pudo obtener una recuperación ovárica parcial, pero el 67% permaneció amenorreica y anovulatoria. Los investigadores también observaron una disminución significativa en los niveles de cortisol durante la noche después de la TCC en comparación con la línea de base y con aquellas mujeres que solo fueron observadas.[7]

Controlar y reducir el estrés psico-emocional es esencial para recuperarse de la AH. Hay muchas opciones terapéuticas disponibles según la fuente de estrés y las circunstancias en las que una mujer se encuentra. En algunos casos, puede ser útil simplemente trabajar en el manejo del estrés a través de la asesoría, escribir en un diario, el yoga y la meditación. Para otras, la terapia intensiva o las preparaciones botánicas pueden ser necesarias.

Un área de la medicina botánica se centra en las plantas con propiedades “adaptogénicas”. Estas plantas, conocidas como adaptógenos, se utilizan para mejorar la resistencia al estrés. Hierbas como el ginseng chino (Panax ginseng) y la rhodiola (Rhodiola rosea) se han utilizado para aumentar la energía y mejorar la resistencia mental y física. Otros, como la ashwagandha (Withania somnifera) pueden ayudar en la conversión de hormonas tiroideas.[9] Cada hierba tiene sus propios mecanismos basados en numerosos componentes. Por ejemplo, los ginsengs actúan principalmente sobre el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), mientras que la rhodiola parece actuar sobre los sistemas de neurotransmisores y las endorfinas. Ambos pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el rendimiento mental.[9] Se necesitan más estudios para probar preparaciones individuales en mujeres con AH.

La acetil L-carnitina ha demostrado ser efectiva en la modulación de la secreción hipotalámica de GnRH. Dos estudios han demostrado que en las mujeres con AH y niveles bajos de LH, el tratamiento con acetil L -carnitina aumentó significativamente los niveles plasmáticos de LH y la amplitud del pulso de LH.[2][10] El primero usó una dosis de 1 g por día durante 16 semanas, mientras que el segundo usó una combinación de 500 mg de L -carnitina y 250 mg de acetil L -carnitina durante 12 semanas, y también encontró una disminución en los niveles de cortisol en plasma en mujeres con nivel basal de LH bajo.

Conclusiones

Si una mujer está estresada física o mentalmente, incluso por una ingesta calórica insuficiente, un esfuerzo excesivo y se enfrenta a situaciones de vida difíciles y abrumadoras, su cuerpo intentará conservar energía y reasignar su enfoque para sobrevivir a este estrés. La ovulación se detiene temporalmente debido a niveles hormonales inadecuados; sin embargo, estas vías se pueden restablecer. En resumen, las opciones de tratamiento para la AH incluyen:

  1. la optimización del IMC y del porcentaje de grasa corporal con cambios en los hábitos dietéticos y de ejercicio;
  2. la asesoría o terapia como la TCC;
  3. el uso de hierbas adaptogénicas y de acetil L -carnitina;
  4. otras herramientas para el manejo del estrés como escribir en un diario, el yoga y el tai chi.