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Displasia Cervical

Español

Displasia Cervical - Estrategias Naturopáticas y Convencionales
Firma: Tiffany Eberhard, ND

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Toronto, ON, M4V 2R9

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La Displasia Cervical y sus Factores de Riesgo

La Displasia Cervical y sus Factores de Riesgo

La displasia cervical se refiere a células anormales que se encuentran en la superficie del cuello del útero, que se consideran como premalignas y pueden progresar a cáncer. La displasia cervical es causada principalmente por una infección de transmisión sexual de diferentes cepas del virus del papiloma humano (VPH) .Sin embargo, diferentes cepas pueden participar en tanto lesiones benignas como malignas; Por lo tanto, la progresión de la enfermedad parece depender de factores individuales. Los estudios sugieren que la exposición al VPH es el evento de iniciación que puede conducir al desarrollo de la displasia cervical, normalmente denominada neoplasia intraepitelial cervical (CIN por sus siglas en ingles). El VPH es la infección de transmisión sexual más común en los EE.UU. con hasta un 80% de la población adulta estando potencialmente infectada. El VPH se transmite por un contacto de piel a piel, por lo tanto los condones no proporcionan una protección total, sin embargo, pueden aumentar la probabilidad de regresión. La mayoría de las infecciones genitales por el VPH no causan síntomas, suelen ser transitorios y se resuelven espontáneamente ya que la inmunidad del huésped es capaz de defenderse contra la enfermedad clínica. Sin embargo, algunos casos progresan a causar células anormales, incluyendo la displasia cervical y/o el cáncer cervical. La displasia cervical es tratable en su estado no invasivo.[3]

A pesar de que el VPH es el factor de riesgo primario para el cáncer de cuello uterino y juega un papel en el desarrollo del cáncer cervical, otros factores de riesgo específicos están asociados con el desarrollo de la displasia cervical. Estos incluyen la actividad sexual a temprana edad, tener múltiples parejas sexuales, las enfermedades de transmisión sexual, el uso de anticonceptivos orales, el tabaquismo, un nivel socioeconómico bajo, la inmunosupresión y la mala alimentación. Estudios epidemiológicos y de laboratorio han sugerido que algunos factores nutricionales pueden jugar un papel importante en el desarrollo y la progresión de CIN y cáncer de cuello uterino, por lo tanto la prevención primaria debe centrarse en la reducción de los riesgos. La manera más importante de reducir el riesgo es eliminar el comportamiento sexual riesgoso que aumenta la exposición al VPH. Las mujeres son más susceptibles al desarrollo potencial de cáncer durante la adolescencia y la adultez temprana, debido a los cambios biológicos que se producen en el cuello uterino durante la pubertad. Es importante reconocer que la displasia cervical no es sólo un problema de salud localizado al tejido cervical, pero en realidad implica la salud del sistema inmunológico y la resistencia del individuo a la exposición viral. Los anticonceptivos orales son conocidos por potenciar los efectos adversos de fumar cigarrillos y disminuir varios nutrientes incluyendo las vitaminas C, B6 y B12, el ácido fólico, la riboflavina, y el zinc.[4]


El Cáncer Cervical El Cáncer Cervical

El cáncer cervical de células escamosas es casi siempre precedido por la displasia cervical. El cáncer cervical es el segundo cáncer más común en mujeres entre las edades de 20 y 39.El cáncer cervical está asociado a la infección por VPH persistente y a largo plazo. Hay más de 50 cepas del VPH, siendo las cepas de alto riesgo las 16, 18 y 31. Estas cepas específicas se asocian con la displasia cervical severa (NIC III) y el cáncer del cuello uterino, la vulva, el pene y perineo. El tiempo que transcurre desde la exposición hasta la aparición de una lesión o una prueba de Papanicolaou anormal varía desde unas semanas a décadas. Los síntomas del cáncer de cuello uterino por lo general aparecen una vez que las células cancerosas invaden el tejido cercano e incluyen sangrado anormal que se produce entre los períodos menstruales regulares, después de tener relaciones sexuales, las duchas vaginales, o un examen pélvico. Otros síntomas pueden incluir sangrado después de la menopausia, aumento de flujo vaginal, sangrado menstrual intenso y/o más prolongado, y dolor durante las relaciones sexuales.[1]


La Dieta y la Suplementación Nutricional La Dieta y la Suplementación Nutricional

El Beta-caroteno y la Vitamina A
El aumento del consumo de frutas y verduras que contienen antioxidantes se asocia con un menor riesgo de enfermedades malignas. Un mayor consumo de verduras se asocia con una reducción del 54% en el riesgo de la persistencia del VPH. Las frutas y las verduras son la principal fuente dietética de los carotenoides, la vitamina C y el ácido fólico, que pueden tener efectos sinérgicos en la prevención del cáncer. El aumento de la ingesta de alimentos ricos en vitamina A, especialmente los alimentos con alto contenido de retinol como las zanahorias y espinacas, puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer en etapas tempranas, mientras que el alto consumo puede inhibir la progresión hacia una forma más invasiva de esta enfermedad. La ingesta de retinol y sus niveles séricos se han encontrado ser 4-5 veces menores entre las mujeres con displasia cervical que progresan a un estado de in situ o invasivo en comparación con las mujeres que experimentan una regresión de la enfermedad. Además, la deficiencia de beta-caroteno en las células del cuello uterino se ha relacionado con el desarrollo de la displasia cervical, sin embargo la suplementación no parece tener un efecto. Se ha demostrado que el 6% de los pacientes con cáncer cervical no tratado tiene un nivel de vitamina A sérico más bajo de lo normal. Hay tres veces más riesgo de displasia severa cuando los niveles de beta-caroteno en suero son bajos y la severidad de la displasia parece correlacionar con el bajo nivel de beta-caroteno. Los carotenos y el retinol mejoran la integridad y la función de los tejidos epiteliales, actúan como antioxidantes, y mejoran la función del sistema inmune. La vitamina A y sus análogos inhiben la proliferación de la infección por VPH a través de la muerte celular programada también conocida como apoptosis y la inhibición de las tasas de crecimiento celular en los estudios de laboratorio.[3]

Indole-3-Carbinol (I3C)
El I3C es el fitoquímico presente en los miembros de la familia de verduras crucíferas, que incluye: la col, el brócoli, las coles de Bruselas, la coliflor y la col rizada. El I3C se ha utilizado para prevenir y tratar varios cánceres, especialmente aquellos que están relacionados con el estrógeno. El I3C se convierte en diindolilmetano (DIM) en el cuerpo y puede ser su agente activo predominante. El I3C puede prevenir la transformación y/o la progresión tumoral y puede matar selectivamente a las células transformadas. El I3C puede actuar de varias maneras para prevenir el crecimiento celular anormal y prevenir la progresión tumoral. Se ha demostrado que las mujeres con displasia moderada (CIN II) y severa (CIN III) tienen niveles más bajos de la proporción 2-hidroxiestrona: 16alfa-hidroxiestrona que las mujeres sin patología cervical anormal. El I3C y el DIM son capaces de lograr la apoptosis en el tejido cervical de ratones y por lo tanto, son prometedores para el tratamiento de la displasia cervical.[2, 12]

El folato / ácido fólico
La deficiencia de folato se ha relacionado con la displasia cervical. Se piensa que la deficiencia de folato permite que el VPH se incorpore más fácilmente en el ADN de una persona. La deficiencia afecta la síntesis del ADN, lo cual es crucial para la reproducción, el crecimiento y la diferenciación celular. Los tejidos que tienen niveles más bajos de folato están en riesgo de desarrollar zonas débiles de ADN, lo cual aumenta el apego por carcinógenos y virus, aumenta el riesgo de daños cromosómicos y la expresión de genes que promueven el cáncer, e inhibe la reparación del ADN. Los niveles bajos de ácido fólico en la sangre han sido asociados con un aumento moderado del riesgo de cáncer cervical invasivo. La deficiencia del ácido fólico es común y el uso de anticonceptivos orales aumenta el riesgo de esta deficiencia. El folato se ha utilizado en mujeres con displasia cervical leve y moderada y se ha demostrado que mejora o normaliza los frotis citológico en pacientes con displasia cervical.[3, 4]

Té verde
Dos componentes del té verde, el polifenol E y el epigalocatequina-3-galato (EGCG), han sido eficaces contra las células y las lesiones cervicales infectadas por el VPH. Estos componentes tienen efectos antitumorales. El uso de EGCG o un alto consumo de té verde podrían reducir la incidencia del cáncer cervical o retrasar la progresión de las lesiones precancerosas.[14]


Estrategias Convencionales Estrategias Convencionales

Las pruebas de Papanicolaou juegan el papel más importante en la prevención del cáncer de cuello uterino y en la detección de los grados más leves de displasia cervical. Se recomienda una prueba anual para las mujeres hasta la edad de 29, con el tiempo entre las pruebas de Papanicolaou aumentando a cada 2 a 3 años después de esta edad. Las pruebas generalmente se comienzan 3 años después del inicio de las relaciones sexuales vaginales y debe empezarse a más tardar a los 21 años de edad.

Ya que las pruebas de Papanicolaou regulares son actualmente parte de nuestro modelo sanitario, la displasia cervical generalmente se descubre antes de que se convierta en un cáncer cervical invasivo. Si el resultado de un Papanicolaou resulta anormal, se les dice a los pacientes que se realicen un Papanicolaou otra vez en seis meses para ver si la lesión remite de forma espontánea.[2]

Si se obtiene otra prueba de Papanicolaou anormal, el siguiente paso es una remisión a un ginecólogo para una colposcopia. La colposcopia implica el uso de un microscopio con el fin de visualizar el cuello uterino mientras se aplica vinagre blanco al tejido para detectar tejido anormal. La siguiente tabla resume los resultados potenciales de una prueba de Papanicolaou y su significado, así como el curso de acción recomendado.[3]

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Células escamosas atípicas de significado indeterminado (ASC-US) Anormalidad leve. Se recomienda una prueba de VPH
Células escamosas atípicas de alto grado (ASC-H) Las lesiones de alto grado (precancerosas) no se pueden descartar. Las mujeres con este resultado se encuentran en un mayor riesgo de CIN II o III.
Se recomienda una colposcopia y una biopsia, además de la prueba del VPH.
Lesión intraepitelial escamosa de bajo grado (LSIL) Anormalidad leve que involucra cambios en el tamaño, la forma y el número de las células anormales.
Se recomienda una colposcopia y una biopsia.
Lesiones escamosas intraepiteliales de alto grado (HSIL) Más grave y serio que LSIL y tienen una mayor probabilidad de progresar a cáncer de cuello uterino. Se recomienda una colposcopia y una biopsia.

Si la biopsia muestra displasia, pueden ser considerados la ablación o procedimientos destructivos. Estos incluyen la crioterapia, láser de dióxido de carbono, y electrocauterio. Los procedimientos de extracción son otra opción e incluyen biopsias de cono y un procedimiento de escisión electroquirúrgica con asa (LEEP). Todos estos procedimientos eliminan las células displásicas y permiten que células nuevas reemplacen las viejas. Tienen una tasa de éxito de alrededor del 90% cuando se usan correctamente. A pesar de que estas técnicas son relativamente seguras y eficaces en la prevención del cáncer de cuello uterino futuro, sus efectos sobre los futuros resultados de fertilidad y embarazo siguen sin estar claros.[3]

La vacuna contra el VPH tiene como blanco a dos de las principales cepas que son comúnmente asociadas con el cáncer de cuello uterino y otras cepas asociadas con las verrugas genitales. La vacuna del VPH-16 ha reducido la incidencia tanto de la infección por el VPH-16 como de la displasia cervical asociada al VPH-16.[3]


Conclusión

En conclusión, hay muchos factores de riesgo asociados con el desarrollo de la displasia y el cáncer cervical. La suplementación nutricional puede ser un enfoque de tratamiento que vale la pena en las etapas no invasivas de esta enfermedad. Es absolutamente fundamental contar con un diagnóstico preciso y la evaluación suficiente con el fin de determinar el mejor curso de tratamiento.[3]