Un enfoque holístico para los trastornos alimenticios - Perspectivas naturopáticas

Los trastornos alimenticios (incluida la anorexia y la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno alimenticio no especificado) siguen siendo increíblemente difíciles de tratar terapéuticamente y continúan siendo muy mal entendidos entre el público en general y la profesión médica. En medicina, se dan diferentes etiquetas a los pacientes según su sintomatología, pero lo que vemos clínicamente es muy poca distinción entre los trastornos; ya que habrá elementos de restricción, atracones y purgas en cada paciente con un trastorno alimenticio. De hecho, las etiquetas crean estigma entre los pacientes con trastornos alimenticios (donde algunas etiquetas se consideran mucho más “deseables” que otras) y no han sido demasiado útiles desde el punto de vista del tratamiento dada la baja tasa de recuperación y la alta tasa de recaída que es la realidad en los programas de trastornos alimenticios que existen en Canadá ⁽¹⁾.

En general, hay tres tipos de trastornos alimenticios que son más comunes, aunque los pacientes pueden presentar síntomas de diversos trastornos en distintos grados. El primero es la anorexia; aquí es donde generalmente hay un miedo obsesivo de aumentar de peso y como resultado la ingesta de alimentos se reduce drásticamente. La anorexia es el más peligroso de los trastornos porque puede causar la muerte. El segundo es la bulimia; aquí es donde los atracones generalmente son seguidos por vómitos forzados, ejercicio excesivo o el uso de laxantes. Finalmente; el trastorno por atracón compulsivo es cuando se pierde el control sobre la alimentación, pero puede no ser seguido por comportamientos compensatorios como la purga.

El modelo de tratamiento en los programas financiados por el gobierno se enfoca en los alimentos con la intención de restaurar el peso o reducir los síntomas. El problema con esto es que, aunque los comportamientos alimenticios se convierten en un gran problema para estos pacientes, el trastorno alimenticio no tiene nada que ver con la comida. Los síntomas alimenticios son una expresión de lo que un paciente siente emocionalmente y, sin la debida atención al enorme componente psicológico, la causa de la enfermedad nunca se aborda y, por lo tanto, es probable que continúe reapareciendo. Esta desconexión entre la base del trastorno y el método de tratamiento probablemente explica las bajas tasas de recuperación y las altas tasas de recaída ⁽²⁾.

El modelo que tiene sentido cuando se tratan los trastornos alimenticios es un enfoque holístico, que significa tratar a la persona en su totalidad y cada uno de los factores que intervienen en el trastorno. Desde nuestra perspectiva, el aspecto nutricional, el aspecto psicológico/emocional y el aspecto físico del trastorno alimenticio necesitan atención. Los síntomas alimenticios son un gran problema y deben abordarse; esto es tan importante como el aspecto emocional, que es donde radica el trastorno alimenticio; y el daño físico que sufre el cuerpo por los síntomas es de nuevo, igualmente importante.

Un plan de tratamiento completo debe abordar los tres aspectos simultáneamente. Sabemos que la salud mental es tan multifactorial que es imposible determinar con exactitud cuáles son las partes problemáticas; por lo general, se trata de una acumulación de múltiples factores de diversos orígenes que conducen a la descomposición cuando se combinan. Cuando abordamos los tres aspectos de la salud que se ven afectados por un trastorno alimenticio (el nutricional, el físico y el psicológico), las cosas parecen encajar en su lugar y los pacientes pueden avanzar. Discutiremos algunos de estos aspectos con más detalle a continuación.

Desde una perspectiva física, la mayoría de los pacientes atendidos por médicos naturopáticos tienen serios problemas con la digestión, el sueño, la energía, las hormonas y otras áreas. Algunos de estos problemas pueden ser un obstáculo grave para avanzar en la recuperación. Así que, por lo general, los doctores naturopáticos proporcionarán a los pacientes suplementos o hierbas, así como también acupuntura para minimizar estos síntomas, lo que puede ayudar a allanar el camino para otras opciones de tratamiento (específicamente la nutrición y la terapia).

Desde una perspectiva emocional, en terapia, los pacientes pueden trabajar para superar patrones que tienen un rol en el trastorno alimenticio y su vida, abordar cualquier ansiedad que esté presente como resultado de cambios en su vida en recuperación y comenzar a explorar formas de dejar de lado el trastorno alimenticio y llenar ese espacio con un mecanismo de adaptación saludable. Uno de los mejores tratamientos con el mayor nivel de evidencia que respalda su uso es la terapia cognitiva conductual o TCC ⁽³⁾. La TCC se realiza en varias sesiones y aborda sistemáticamente los pensamientos subyacentes, las emociones y los comportamientos que experimenta el paciente. Se ha demostrado que disminuye las conductas alimenticias negativas y ayuda a aumentar el bienestar, al tiempo que reduce la intensidad de las experiencias negativas, como la ansiedad.

Hay muchas otras opciones de tratamiento disponibles que se han estudiado. Los resultados de una revisión sistemática mostraron que el ejercicio es útil (específicamente el entrenamiento aeróbico y de resistencia), así como el yoga, los masajes y la terapia básica de conciencia corporal, que redujeron las puntuaciones en cuestionarios validados que miden la gravedad de los síntomas y la depresión ⁽⁴⁾. Es útil para los profesionales identificar qué subconjunto de terapias puede ser más apropiado para los pacientes, según sus preferencias y según lo que se quiera lograr de manera más realista.

Desde una perspectiva nutricional, los síntomas de un trastorno alimenticio están en el mundo de los alimentos, por lo que en nutrición el trabajo se individualiza y se especializa para conocer en qué estado se encuentra exactamente el paciente. La nutrición a menudo implica educación sobre la comida, la cocina, la planificación en conjunto de las comidas, salidas a restaurantes; realmente cualquier cosa que involucre la comida. Muchos profesionales ni siquiera hablarán sobre los alimentos hasta que se hayan abordado algunos de los problemas emocionales subyacentes. Sin embargo, eventualmente se debe hablar de la comida, especialmente si hay una falta de educación con la presentación individual del paciente. Las dietas que se centran en alimentos integrales, incluyen frutas y verduras, y deben discutirse las cantidades saludables de proteínas.

Sabemos que a lo largo de la recuperación hay momentos en que la pieza de comida es la más dura y la terapia es un lugar para procesarla; hay momentos en que la pieza terapéutica es la más difícil y es cuando más acupuntura o suplementos para ayudar con la ansiedad son realmente útiles. El proceso de recuperación es dinámico, siempre cambiante y requiere constantemente diferentes apoyos, por lo que, al incorporar los tres componentes del tratamiento, el programa de los pacientes puede ajustarse en consecuencia.

La recuperación es posible, pero puede ser muy difícil para muchos. El apoyo de los diversos ámbitos a menudo es útil (familia, trabajo, relaciones, apoyo social). Estas condiciones a menudo se ocultan de los seres queridos por vergüenza o culpa. Sin embargo, muchos pacientes encuentran que, cuando comparten sus preocupaciones con los demás, generalmente obtienen más apoyo y se sienten mejor. Es un trabajo realmente duro y a menudo es realmente aterrador dar el salto, pero hemos visto a muchas personas encontrar el bienestar. Siempre te alentamos a que busques la atención y la orientación de un profesional capacitado, como un Doctor en Naturopatía certificado.