El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado - Resumen de las causas, exámenes y etapas del tratamiento

El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) es un término que se usa para describir el resultado final del movimiento de bacterias desde el intestino grueso hacia el intestino delgado. El SIBO se define como una población bacteriana en el intestino delgado que excede los 105-106 organismos / ml; normalmente, se encuentran menos de 103 organismos / ml en este segmento. ⁽¹⁾ Dicho esto, es importante mencionar que todos tenemos bacterias buenas y malas que colonizan el intestino; el SIBO es una condición que podría ocurrirle a cualquier persona en circunstancias o condiciones que lo favorecen. Un equilibrio adecuado de estos dos tipos de poblaciones bacterianas es imperativo para la prevención de la “enfermedad”. El SIBO es una condición muy poco diagnosticada, pero ahora cada vez se reconoce y discute más en la medicina convencional. Todos podemos “infectarnos” con SIBO en algún momento de nuestras vidas; también existe la posibilidad de recurrencia más adelante en la vida cuando las condiciones son favorables para estas bacterias.

Los dos principales factores que predisponen al desarrollo de SIBO incluyen una secreción de ácido gástrico deficiente (condición también conocida como ácido estomacal bajo) y la dismotilidad del intestino delgado. Existen muchos otros factores de riesgo, como la presencia de divertículos, la estenosis y el uso recurrente de antibióticos o medicamentos. Las infecciones agudas o crónicas también pueden crear el terreno ideal para que estas bacterias proliferen.

La secreción de ácido estomacal puede disminuir o no existir por varias razones: las personas al envejecer generalmente secretan menos ácido clorhídrico; el estrés crónico disminuye nuestra función digestiva; el uso de medicamentos (como los inhibidores de la bomba de protones) también reduce la producción de ácido estomacal y esto nos predispone a la infección. Un nivel adecuado de ácido estomacal es importante para defender el cuerpo contra la ingestión y colonización de patógenos. Se sabe que otros medicamentos (opioides, procinéticos, anticolinérgicos) ⁽³⁾ disminuyen la motilidad gastrointestinal y esto puede llevar al desarrollo de SIBO también. Por otro lado, la dismotilidad del intestino delgado se produce como resultado de una interrupción en la comunicación entre el cerebro y los músculos lisos del intestino delgado. Esta interrupción en la comunicación se produce como resultado de la liberación de toxinas de infecciones bacterianas, por lo cual se interrumpe el movimiento peristáltico normal de los músculos intestinales lisos. Por lo tanto, las personas con antecedentes de gastroenteritis e/o intoxicación alimentaria, y que nunca se han terminado de recuperar desde entonces, deben someterse a una prueba de detección de SIBO. Aquellos que se enferman o se contagian de un virus cuando viajan al extranjero también son buenos candidatos para hacerse los exámenes de SIBO. La motilidad gastrointestinal lenta permite que las bacterias del intestino grueso migren hacia el intestino delgado, y cualquiera que sea la cantidad de pequeñas bacterias de intestino que queden, pueden alimentarse de la glucosa y otras fuentes de energía para proliferar. Como nota al margen, es importante mencionar que los alimentos se absorben en el intestino delgado; a las bacterias en el intestino grueso les encanta colonizar este segmento del tracto gastrointestinal.

Pocos métodos de prueba y/o de imagen pueden detectar la presencia de SIBO. Si te has realizado una colonoscopia, ecografía y prueba de heces con resultados no concluyentes sobre los síntomas digestivos, la prueba SIBO puede ser el próximo paso. La prueba de aliento de lactulosa de tres horas es un método de prueba común utilizado por los médicos naturopáticos. Las muestras de aliento se recogen en tubos de ensayo a intervalos de 20 minutos, y se mide la cantidad de hidrógeno y/o gas metano. La solución de lactulosa sirve como un sustrato para las bacterias; los gases de hidrógeno y/o metano se emiten como un subproducto. Las bacterias productoras de hidrógeno son generalmente responsables de los síntomas de diarrea / deposiciones sueltas, mientras que la presencia de bacterias productoras de metano generalmente se presenta clínicamente en forma de heces más duras / estreñimiento. Para la mayoría de las personas, el material tarda 120 minutos en pasar del tracto gastrointestinal superior al intestino grueso; los primeros 120 minutos de prueba brindan información crucial sobre el posible sobrecrecimiento.

Las personas con SIBO varían mucho en la presentación de su condición, desde ser levemente sintomáticas hasta sufrir diarrea crónica, pérdida de peso y malabsorción. (1) Aproximadamente el 80% de las personas que han sido diagnosticadas con el síndrome del intestino irritable están infectadas con SIBO. El síndrome del intestino irritable se clasifica como un diagnóstico de exclusión en aquellas personas que presentan síntomas de dolor abdominal que se alivia con la defecación, e irregularidades en la frecuencia y consistencia de la defecación. Varios ensayos terapéuticos enfocados en los microbios intestinales que utilizan antibióticos y probióticos han demostrado además que no todos los síntomas en pacientes con SII se originan en el cerebro, sino en el intestino, lo que brinda apoyo a la base microorgánica del SII. ⁽²⁾ Un estudio realizado en el Centro Médico Cedars-Sinai utilizó 448 sujetos que fueron referidos por sus médicos para la detección de SIBO. Después de pedirles que llenaran un cuestionario, los investigadores determinaron que 202 sujetos podrían sufrir de síndrome del intestino irritable de acuerdo con los criterios estándar de los síntomas. De estos, 157 (78%) obtuvieron resultados positivos con respecto al sobrecrecimiento de bacterias utilizando el LHBT. Los investigadores concluyen de este pequeño estudio que los sujetos con SII parecen tener una alta prevalencia de SIBO. ⁽³⁾ Aquellas personas que presentan dolor generalizado, como en la fibromialgia, también deben someterse a una prueba de detección de SIBO. Los síntomas de SIBO incluyen, entre otros, hinchazón / distensión, gases, cólicos, náuseas, dolores y molestias abdominales.

Hay tres fases secuenciales del tratamiento del SIBO después del diagnóstico adecuado: la fase de preparación, la fase de erradicación y la fase de recuperación. Cada fase tiene su propio objetivo único e importante.

La fase de preparación es importante para garantizar que se maximiza la capacidad del hígado para eliminar toxinas, desintoxicar y eliminar el producto bacteriano del cuerpo. Si la función hepática es lenta y las toxinas no se eliminan adecuadamente, la persona puede sentirse peor a medida que las toxinas se acumulan en el sistema durante la fase de erradicación y se reabsorben. Esta fase también es necesaria para garantizar que las bacterias sean efectivamente eliminadas durante la fase de erradicación: la ruptura de las biopelículas bacterianas es un paso importante en el proceso de tratamiento. La fase de preparación suele durar un mínimo de dos semanas antes de que comience la fase de erradicación.

La fase de erradicación implica el uso de antimicrobianos naturales para atacar las bacterias. Ciertos antibióticos también pueden usarse para la erradicación durante esta fase. Los antimicrobianos naturales se rotan cada dos semanas para garantizar que no se produzca la resistencia bacteriana. Esta fase puede durar de dos a seis semanas. La fase de preparación a menudo se continúa en la fase de erradicación.

La fase de recuperación es compleja: implica matar de hambre los restos del SIBO; restaurar el equilibrio / homeostasis dentro del cuerpo: restablecer los niveles de ácido gástrico, estimular la MMC y optimizar la salud intestinal a través de la reparación y colonización con bacterias buenas. La dieta es muy importante solo durante esta fase: una dieta anti-SIBO elimina los restos. La dieta anti-SIBO consiste en alimentos de bajo FODMAP (alimentos de los que las bacterias no se alimentan: arroz blanco, huevos, azúcar blanco, anacardos, aceites, carne y verduras y frutas de bajo fermento para nombrar algunos). Un estudio muestra que el 75,6% de los noventa pacientes que fueron seguidos durante un período de 15 meses, y que cumplían con la dieta, notaron una mejoría de los síntomas. ⁽⁴⁾ La fase de recuperación generalmente dura de uno a dos meses. El restablecimiento del equilibrio con probióticos debe hacerse con precaución, y deben evitarse los probióticos que contienen prebióticos. Los prebióticos actúan como una fuente de energía / combustible para el SIBO y esto puede impedir que se eliminen totalmente.

El SIBO puede manifestarse en forma de SII y fibromialgia. Cualquier persona con un historial positivo de gastroenteritis, intoxicación alimentaria y que tenga un trastorno gastrointestinal crónico debe ser evaluada para descartar el SIBO. El SIBO puede deberse a un nivel bajo de ácido estomacal, una motilidad gastrointestinal lenta y disbiosis (como resultado de infecciones agudas o crónicas subyacentes). El SIBO es una afección poco diagnosticada, pero cada vez es más aceptada como causa de los síntomas. La prueba de aliento es el método de prueba más utilizado para detectar los gases de hidrógeno o metano emitidos por estas bacterias. Las bacterias productoras de hidrógeno son responsables de los síntomas parecidos a la diarrea, mientras que las bacterias productoras de metano son responsables de los síntomas predominantes del estreñimiento. Es posible que las pruebas de aliento también revelen una infección con ambos tipos de bacterias. El tratamiento de SIBO se realiza de forma escalonada; es largo y requiere paciencia, pero aquellos que siguen cuidadosamente el protocolo logran grandes resultados. Habla con tu médico naturopático acerca de los exámenes que puedes hacer para determinar si necesitas o no el tratamiento de SIBO: existen interacciones de hierbas y medicamentos.

^{*1 FODMAP= Fermentable oligosacáridos disacáridos monosacáridos y polioles}