La salud y la naturaleza - Efectos sorprendentes

¿Cuánto tiempo pasaste al aire libre esta semana? La mayoría de los canadienses y estadounidenses responderán que "no mucho". Actualmente, los norteamericanos pasan el 95% de su día en el interior de una edificación o en un vehículo. Además, pasamos mucho tiempo ocupados con la tecnología. El niño promedio pasa seis minutos al día haciendo actividades al aire libre y seis horas usando una computadora o viendo la televisión ⁽¹⁾. En los últimos 50 años, la cantidad de tiempo que se pasa en espacios verdes se ha reducido en un 50%. No sorprende entonces que el 77% de los norteamericanos tenga deficiencia de vitamina D, una hormona sintetizada en la piel en respuesta a la luz solar ⁽¹⁾. ¿Pero qué pasa si hay algo más que todas estas personas también se están perdiendo, digamos una "vitamina N"?

Hay una gran cantidad de investigaciones recientes que respaldan la hipótesis de que pasar tiempo en la naturaleza juega un papel vital en nuestra salud, tanto física como mental. Los curanderos tradicionales de Ayurveda, el sistema médico de la India, y la medicina tradicional china han recomendado la exposición a la naturaleza como una forma de medicina a lo largo de sus historias. El reconocido conservacionista y naturalista estadounidense John Muir abogó a finales de los años 1800 por que las personas pasaran un tiempo lejos de la civilización moderna y se conectaran con la naturaleza para aumentar su bienestar mental ⁽²⁾.

Y aunque esto puede ser algo intuitivo y que se ha practicado durante siglos, solo recientemente la medicina occidental ha comenzado a tomarlo en cuenta. En 1984, un investigador observó que los individuos que se recuperaban de una cirugía de la vesícula biliar tenían diferentes tiempos de recuperación y necesitaban cantidades diferentes de analgésicos dependiendo del lado del pasillo en el que se encontraba su habitación. Un lado daba a un grupo de árboles, mientras que el otro lado daba a una pared ⁽²⁾, muy intrigante.

La tecnología científica se está desarrollando en maneras que nos permiten comprender los mecanismos, la magnitud y los efectos precisos de la exposición a la naturaleza sobre nuestra salud. Por ejemplo, podemos observar cambios en la actividad cerebral cuando los participantes miran diferentes imágenes. Cuando alguien mira una imagen de un paisaje urbano, las áreas del cerebro asociadas con el estrés y el miedo se activan. En contraste, mirar escenas de la naturaleza activa áreas del cerebro asociadas con emociones de estabilidad y amor ⁽²⁾.

Los efectos de pasar tiempo en la naturaleza sobre nuestra salud física parecen ser amplios y de gran impacto. La exposición a la naturaleza se ha asociado con reducciones en la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre, mejora de la función del sistema inmune y reducción de la obesidad ⁽²⁾. Y también se está reconociendo la magnitud del impacto en la salud de las personas. Un estudio comparó dos conjuntos de datos de la ciudad de Toronto y determinó la cantidad de árboles plantados en las calles y la salud de los residentes. Después de tener en cuenta factores como el ingreso, la edad y la educación, diez árboles adicionales en una calle correspondieron a una mejora del 1% en la salud de los residentes. Ahora bien, esto puede no parecer mucho, pero para lograr una mejora similar ajustando la edad, necesitarías hacer que las personas sean siete años más jóvenes. Los datos también mostraron una conexión entre una cantidad mayor de árboles y menores tasas de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y diabetes ⁽³⁾.

Sabemos que la exposición a la naturaleza también afecta nuestro bienestar cognitivo y emocional. Los estudios han demostrado reducciones en los niveles de estrés, así como en los síntomas de ansiedad y depresión, una mejora en el control de impulsos, una mejora en la función cognitiva, una mejora en el rendimiento laboral en adultos, una mejora en el rendimiento académico en niños y una mejora en la memoria y la concentración. También hay evidencia de una mayor capacidad de creatividad, curiosidad y resolución de problemas ⁽²⁾.

Un estudio reciente de la Universidad de Stanford comparó una caminata de 90 minutos en un prado con una caminata junto a una carretera concurrida y encontró diferencias significativas en los hallazgos del escáner cerebral. La exposición a la naturaleza también se asoció con una disminución de la actividad en la región cerebral que se activa durante las lamentaciones, un enfoque repetitivo en las emociones negativas ⁽⁴⁾.

Otra área fascinante de investigación con respecto a la naturaleza y la salud mental tiene que ver con los microorganismos que hay en el suelo. Nuevas investigaciones se explayan en la relación entre las bacterias beneficiosas y un estado de ánimo saludable. Un estudio con ratones descubrió que la exposición a una bacteria del suelo común e inofensiva mejoró las puntuaciones en una prueba utilizada para medir la depresión. Esto está dando lugar a un llamado para que las personas se "ensucien las manos" como parte de su tratamiento para los trastornos del estado de ánimo, incluyendo actividades como pasar tiempo en la naturaleza y trabajar en el jardín ⁽²⁾.

La gran noticia sobre este poderoso tratamiento es que es accesible para todos y se puede utilizar de forma gratuita. Hay muchas maneras de incorporar la exposición de la naturaleza a tu vida. Esto puede incluir pequeños esfuerzos diarios, como elegir caminar en un entorno natural, como un parque, bosque o reserva natural, en lugar de un área comercial; almorzar al aire libre; o sentarse frente a una ventana con vistas al exterior. También puedes considerar maneras de interactuar con la naturaleza como la jardinería (incluso sembrando algo en tu balcón u ofreciéndote voluntariamente para ensuciarte las manos quitando la maleza en el jardín de un amigo).

Ahora bien, podrías decir que no eres muy aficionado a estas actividades y que eso está bien. Un estudio, realizado en Michigan, mostró que una mejora en la memoria y la atención después de un paseo por la naturaleza fue igual en magnitud en los dos grupos que pasearon (el de junio y enero), a pesar de que al grupo de enero le pareció menos agradable.

También considera oportunidades para exposiciones más prolongadas a la naturaleza ya que la dosis de este tratamiento es importante. Un estudio encontró que pasar dos días en la naturaleza aumentan los glóbulos blancos en un 50% ⁽²⁾. Y otro descubrió que pasar tres días en la naturaleza aumenta la creatividad en un 50% ⁽⁵⁾. Podrías ir de excursión o acampar en un parque provincial o planificar unas vacaciones que te permitan estar al aire libre.

Para aprovechar al máximo tu tiempo en la naturaleza, trata de prestarle toda tu atención. Obtenemos todos los beneficios del tiempo en la naturaleza a través de una combinación de nuestros sentidos. Los estudios han identificado los mecanismos a través de los cuales sentimos el efecto de los sonidos, imágenes, olores y sensaciones físicas de la naturaleza ⁽²⁾. Para poder asimilarlos, debes dejar el teléfono inteligente o los auriculares en casa. Además, el tiempo en la naturaleza se puede combinar con la atención plena, la práctica de prestar atención al momento presente para obtener beneficios adicionales, aditivos, cognitivos y emocionales. O se puede combinar también con el ejercicio para obtener beneficios físicos y mentales adicionales.