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Cómo entender la artritis - Un enfoque naturopático

Español

Un enfoque naturopático
por la Dra. Amanda Ng, ND
www.amandangnd.com





¿Qué es la artritis? Arthritis

La palabra “artritis” significa “inflamación de la articulación” y proviene de las palabras griegas ἄρθρον (árthron, “articulación”) y ῖτις ( îtis, “relacionada con” ).[1] Un malentendido muy frecuente es que solo hay un tipo de artritis; sin embargo, la artritis se refiere a cualquier dolor en las articulaciones o enfermedad de las articulaciones. De hecho, la artritis abarca más de 100 afecciones diferentes, que van desde formas relativamente leves de tendinitis hasta formas más sistémicas, como la artritis reumatoide. También incluye síndromes de dolor y afecciones relacionadas con la artritis, como la fibromialgia y el lupus eritematoso sistémico, que afectan a todas las partes del cuerpo.[1]

Las afecciones artríticas pueden involucrar cualquiera de las articulaciones del cuerpo, pero con frecuencia afectan la cadera, las rodillas, la columna vertebral u otras articulaciones que soportan peso, de igual manera pueden afectar los dedos y otras articulaciones que no soportan peso. Personas de todas las edades, géneros y etnias pueden verse afectadas por la artritis; sin embargo, ciertos factores como la genética, la edad y el estilo de vida pueden jugar un papel en el aumento del riesgo de desarrollar artritis. Se estima que las condiciones artríticas afectan a más de 4.6 millones de adultos y niños en Canadá cada día.[1]

Los síntomas comunes de la artritis incluyen hinchazón, dolor, rigidez y disminución del rango de movimiento en las articulaciones. Los síntomas pueden ir y venir. Pueden ser leves, moderados o severos. Los síntomas pueden permanecer relativamente iguales o pueden progresar o empeorar con el tiempo.

La artritis inflamatoria Arthritis

“Artritis inflamatoria” se refiere a un grupo de afecciones artríticas que involucran el sistema inmune. El proceso inflamatorio ocurre cuando el sistema inmune comienza a atacar los tejidos de las articulaciones, causando rigidez, dolor e hinchazón. Estas condiciones también se conocen como enfermedades autoinmunes. Como resultado, el tejido de la articulación se daña y puede provocar cambios en la forma de las articulaciones, así como el desarrollo de deformidades.[2] Debido a la participación del sistema inmunológico, el proceso inflamatorio también puede desencadenar la inflamación en otros órganos del cuerpo. Esta es la razón por la que las afecciones artríticas inflamatorias también se consideran enfermedades sistémicas en las que también se pueden ver afectados los sistemas de la piel, los ojos, el corazón, los pulmones, los riñones, los nervios y el sistema gastrointestinal.[2] El daño que ocurre en las articulaciones es irreversible, por lo tanto, la detección temprana y el tratamiento son importantes para reducir la inflamación y el daño articular, así como para prevenir que otros órganos en el cuerpo se vean afectados. Las formas más comunes de artritis inflamatoria son la artritis reumatoide (AR), la espondilitis anquilosante y la artritis psoriásica.[1]

La artritis degenerativa

También conocida como osteoartritis (OA) o enfermedad articular degenerativa, la artritis degenerativa es la forma más común de artritis y afecta hasta cierto punto a la mayoría de las personas a los 70 años. La enfermedad evoluciona lentamente y, a menudo, se debe al “desgaste” de las articulaciones y a la incapacidad del cuerpo para reparar los tejidos dañados de las articulaciones.[3] Las articulaciones más comúnmente afectadas son las rodillas, la cadera, y las de las manos y la columna vertebral. Las características distintivas incluyen un rango limitado de movimiento y dolor que empeora con el movimiento y se alivia con el descanso. A medida que avanza la afección, las articulaciones también pueden agrandarse y deformarse. La degeneración del tejido articular también puede conducir a inflamación, pero se limita a las articulaciones afectadas, a diferencia de las afecciones artríticas inflamatorias que pueden afectar otras articulaciones y órganos en el cuerpo a través de procesos autoinmunes. El desarrollo de la osteoartritis depende de una serie de factores que incluyen el envejecimiento, la obesidad, el uso repetitivo de las articulaciones, la inestabilidad de las articulaciones y un historial de traumatismo articular.

Tratamiento convencional

El enfoque convencional de la artritis inflamatoria implica el manejo del dolor, la reducción de la inflamación y la inmunosupresión utilizando una amplia gama de agentes farmacéuticos. Los planes de tratamiento usualmente incluyen:

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) como el ibuprofeno y el naproxeno para reducir la inflamación.[3][5]
  • Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD, por sus siglas en inglés) para disminuir la progresión de la enfermedad al disminuir la actividad del sistema inmune.[4][5]
  • Modificadores de la respuesta biológica (también conocidos como medicamentos biológicos) para reducir la inflamación y el daño estructural de las articulaciones mediante la inhibición de objetivos específicos en el sistema inmune que regulan las vías inflamatorias.[4][5]
  • Inyecciones de corticosteroides para reducir el dolor y la inflamación; se consideran en los casos en que solo está afectada una articulación.[3][5]

El tratamiento convencional para la artritis degenerativa es bastante limitado en comparación con el tratamiento de la artritis inflamatoria, ya que no hay medicamentos disponibles para prevenir o modificar la progresión de la enfermedad. El manejo del dolor es el foco principal de la mayor parte de los planes de tratamiento para la artritis degenerativa, porque el dolor es el síntoma más prominente. Las recomendaciones farmacológicas más comunes incluyen:

  • AINE orales para reducir el dolor y la inflamación.[4]
  • Analgésicos orales como el actaminofén para ayudar a controlar el dolor.[3]
  • Inyecciones de corticosteroides para reducir el dolor y la inflamación; al igual que con la artritis inflamatoria, se consideran en los casos en que solo está afectada una articulación.[4]
  • AINE o capsaicina por vía tópica para reducir el dolor y la inflamación.[4]

Otros tratamientos para el manejo de la artritis inflamatoria y degenerativa incluyen la cirugía, la fisioterapia, los programas de ejercicios modificados, la modificación del estilo de vida, el control del peso y dispositivos que alivian el estrés físico en las articulaciones (por ejemplo, las férulas).[4]

Debido a la potente naturaleza antagónica de muchos de estos productos farmacéuticos y al hecho de que se usan típicamente a largo plazo, es común que los pacientes experimenten varios efectos secundarios. Por lo general, a los pacientes se les prescribe una combinación de estos medicamentos en función de su caso individual y deben ser vigilados estrechamente por sus médicos o reumatólogos.

Tratamiento naturopático

Dado que los pacientes con artritis a menudo buscan opciones más allá de la medicina convencional, los médicos naturopáticos pueden crear planes de tratamiento efectivos para complementar los métodos convencionales. Las modalidades practicadas por los médicos naturopáticos pueden desempeñar un papel fundamental para ayudar a los pacientes con artritis a manejar su enfermedad crónica.

La acupuntura se ha utilizado ampliamente para el manejo del dolor al tratar afecciones del sistema musculo-esquelético. La acupuntura modula la transmisión del dolor al estimular al cuerpo a liberar endorfinas y neuropéptidos cuando se inserta la aguja.[6] Los estudios han demostrado que la acupuntura es significativamente mejor o tan efectiva como las inyecciones de corticosteroides para la OA de la rodilla y la cadera.[6] Además de sus efectos analgésicos, la acupuntura también se puede usar para influir en el funcionamiento de los sistemas nervioso, endocrino e inmune, con el fin de abordar los factores subyacentes que pueden contribuir a la causa y progresión de la enfermedad, especialmente cuando existe actividad inflamatoria.[7] Siguiendo un protocolo de medicina tradicional china prescrito, los pacientes deben recibir tratamientos de acupuntura al menos dos veces por semana durante un período de cuatro a seis semanas.

Arthritis

Los ácidos grasos esenciales son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias que benefician a un gran número de sistemas diferentes en el cuerpo. Los ácidos grasos omega-3, que se encuentran en los peces de agua fría y en los suplementos de aceite de pescado, inhiben de manera competitiva las señales proinflamatorias en el cuerpo y también se ha encontrado que inhiben específicamente las señales proinflamatorias expresadas en las articulaciones afectadas por la AR. Los principales tipos de ácidos grasos omega-3 son el ácido eicosapentaenoico (EPA, por sus siglas en inglés) y el ácido docosahexaenoico (DHA, por sus siglas en inglés). Los estudios sugieren una dosis diaria mínima de 3 g de EPA y DHA combinados durante al menos 12 semanas.[8] El ácido gamma-linolénico (GLA, por sus siglas en inglés), un ácido graso omega-6 que se encuentra en la onagra, la grosella negra y el aceite de borraja, actúa como un precursor de varias vías antiinflamatorias. Los estudios sugieren una dosis diaria de 1400–2800 mg de GLA durante al menos seis meses.[9] Tanto los ácidos grasos omega-3 como los ácidos grasos omega-6 cuentan con evidencia convincente que respalda su uso en la artritis, incluida una menor duración de la rigidez articular; menos articulaciones sensibles o inflamadas; menos dolor en las articulaciones; disminución del uso a largo plazo de los AINE; y reducción de los marcadores de inflamación detectados en los análisis de sangre.[9]

La curcumina, el pigmento amarillo que se encuentra en la cúrcuma, es un compuesto con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que demuestra tener un gran beneficio en la artritis. Algunos estudios han comparado los efectos de los AINE con la curcumina en los que ambas formas de tratamiento mostraron mejoras en todas las evaluaciones, pero la curcumina demostró ser estadísticamente superior en la satisfacción del paciente, la duración de la rigidez articular, el dolor al caminar o subir escaleras, y la inflamación articular, a una dosis de 1500-2000 mg por día.[10] De forma similar a los ácidos grasos esenciales, la curcumina también ha demostrado la capacidad de disminuir los marcadores inflamatorios detectados en los análisis de sangre.[10]

La dieta y el ejercicio también son factores importantes cuando se trata de controlar la artritis. Las modificaciones en la alimentación y el ejercicio han demostrado ser de gran beneficio para controlar el peso, prevenir la progresión de la enfermedad y reducir la inflamación. En pacientes con artritis que tienen sobrepeso, la reducción de peso confiere una mejora significativa en el dolor y la discapacidad. Hacer cambios en la alimentación para adoptar una dieta mediterránea, a base de más alimentos integrales o plantas puede proporcionar un gran beneficio no solo para las articulaciones, sino también para todas las funciones y sistemas del cuerpo. Se ha documentado durante mucho tiempo que los programas de ejercicios suaves son una técnica eficaz para mejorar la movilidad física y el bienestar general en pacientes con artritis. Los ejercicios de bajo impacto, como el tai chi y el ejercicio acuático, tienen un efecto profundo en el manejo del estrés, reduciendo la progresión de la enfermedad, el manejo del dolor y mejorando la fuerza y la movilidad.

Conclusión

La artritis es un síntoma de varias afecciones que pueden originarse por causas inflamatorias o degenerativas. La clave para un tratamiento efectivo es determinar primero la causa. Si bien existen varias opciones de tratamientos convencionales, el tratamiento naturopático ha demostrado ser igual de efectivo. Los médicos naturopáticos pueden crear planes de tratamiento efectivos para complementar o sustituir los métodos convencionales según la preferencia del paciente.



Este sufijo ahora se asocia con enfermedad, ya que se usó con el sustantivo femenino νόσος (nósos, “enfermedad”), por ejemplo, ἀρθρῖτις (νόσος) (arthrîtis (nósos), “enfermedad de las articulaciones”.