Alergias versus sensibilidades versus intolerancias a los alimentos Las tres reacciones alimentarias más comunes que puedes experimentar

¿Alguna vez te has sentido hinchado o estreñido? ¿Tal vez tienes dolores de cabeza o reacciones en la piel sin causa conocida? ¿Tal vez estás constantemente cansado, no puedes concentrarte o prestar atención? La causa de estas reacciones puede sorprenderte y no tendrás que buscarla más allá de tu cena.

La digestión es una parte esencial de nuestra fisiología. Incluye enzimas que descomponen el pan que comiste en el almuerzo en moléculas más pequeñas que se pueden aprovechar. También involucra el revestimiento mucoso de nuestro intestino, que permite la absorción de estas moléculas en nuestro torrente sanguíneo. Y no te olvides de nuestro sistema inmune, que nos permite asimilar estas moléculas de alimentos en nuestros cuerpos sin tener que montar un ataque contra ellas por ser invasoras extrañas. Con múltiples factores y partes, nuestro sistema digestivo es importante para nuestra vida diaria y, cuando funciona correctamente, nos ayuda a utilizar los alimentos que comemos para sobrevivir y desarrollarnos.

Pero cuando nuestro sistema digestivo no funciona correctamente, pueden aparecer síntomas como hinchazón, calambres, estreñimiento y diarrea, entre otros. El tratamiento de estos síntomas puede proporcionar alivio; sin embargo, siempre es mejor encontrar la causa raíz de tus problemas digestivos y, a veces, el origen puede estar relacionado con algo que entra a tu cuerpo todos los días: los alimentos.

Las reacciones nocivas a muchos de los alimentos que comemos son frecuentes, ya sean ocultas o potencialmente mortales. Aproximadamente el 6% de los niños y el 3–4% de los adultos tienen alergias alimentarias, mientras que aquellos con sensibilidad e intolerancia a los alimentos son más difíciles de estimar.^[1] Algunos sugieren que entre el 45% y el 60% de las personas pueden verse afectadas por hipersensibilidades con reacciones IgG retardadas, pero puedo suponer que todas las personas tienen al menos un alimento que causa una respuesta inmune intensificada en un momento dado.^[2]

Si bien muchos de nosotros podemos reaccionar negativamente a ciertos alimentos, todavía hay confusión acerca de lo que constituye una alergia, una sensibilidad o una intolerancia a los alimentos y las diferencias entre estas reacciones. Ya sea que se trate de una alergia a la leche o una sensibilidad al gluten, siempre es beneficioso ver cómo reacciona tu cuerpo a las cosas que comes todos los días con el fin de aumentar la salud y el bienestar.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre estas reacciones y qué puedes hacer si sientes que algo en tu dieta te está haciendo más daño que bien?

Reacción del sistema inmune: IgE - hipersensibilidad del tipo I / anafiláctica

Fisiología: por lo general, hay una causa y efecto claros con un inicio rápido, ya que los mastocitos y los basófilos (células inmunes) liberan histamina cuando se exponen a una molécula reactiva de alimentos (antígeno) y causan una respuesta inflamatoria (enrojecimiento, inflamación, con picazón) que varía de una simple molestia hasta la posibilidad de poner en peligro la vida.

Cronología: los síntomas aparecen inmediatamente después de ingerir un alimento dañino, con efectos remanentes que generalmente desaparecen en un lapso de cinco a siete días, pero pueden durar hasta dos semanas.

Señales y síntomas: estos pueden incluir inflamación de la piel (erupción cutánea, urticaria, eccema, picazón), sistema respiratorio (asma, sibilancias, flujo de aire restringido), digestión (calambres, náuseas, diarrea) y vasculatura (hinchazón). Estas reacciones pueden ser graves e incluso mortales, como se observa con la anafilaxis.

Ejemplo: alergias estacionales como la fiebre del heno y la alergia común al maní.

¿Alguna vez has comido algo y, en cuestión de minutos o incluso horas después, sientes que tu cuerpo está hinchado y muy pesado? ¿Tal vez te sentiste incapaz de permanecer despierto y mucho menos de pensar con claridad? Esta reacción tardía y, a menudo, crónica puede deberse a una reacción inmune del anticuerpo IgG.

Reacción del sistema inmune: IgG - hipersensibilidad del tipo III

Fisiología: incluye un inicio tardío, con liberación de citoquinas inflamatorias (células inmunes) y una cascada de eventos locales y sistémicos. Las reacciones de IgG a menudo dependen de la cantidad de alimento antigénico que se ingiere y, por lo general, son más leves, más lentas, acumulativas y atípicas.

Cronología: las sensibilidades a los alimentos a menudo son difíciles de diagnosticar, ya que los anticuerpos IgG se producen aproximadamente 30 días después del reconocimiento del antígeno en los alimentos. Una vez que se crea un umbral de anticuerpos IgG, los síntomas comienzan a las 24-48 horas después de la ingestión, y los niveles de anticuerpos IgG aumentan lentamente y duran hasta tres meses.

Señales y síntomas: los síntomas pueden variar e incluyen migrañas, “confusión mental” y cognitiva, problemas de conducta en niños con TDAH, problemas digestivos crónicos (estreñimiento, diarrea, exceso de gases, SII, EII), problemas de la piel (acné, eccema, dermatitis atópica), baja energía, aumento de peso, retención de agua y dolor en las articulaciones.^[3]

Ejemplo: sensibilidad al gluten (no debe confundirse con la enfermedad celíaca, que implica una reacción inmune de IgA).

Reacción del sistema inmune: no está relacionada con el sistema inmune.

Fisiología: es la incapacidad para descomponer los alimentos en unidades básicas para ser absorbidos por el cuerpo debido a la ausencia de enzimas necesarias para el proceso.

Cronología: las reacciones generalmente ocurren dentro de los 30 minutos de ingerir un alimento agravante, y los efectos pueden durar algunas horas.

Señales y síntomas: diarrea explosiva, exceso de gases, baja energía, fatiga, deshidratación y desnutrición.

Ejemplo: intolerancia a la lactosa, pero también podría ser sensibilidad a la caseína u ovalbúmina.^[4] Si tomar productos sin lactosa o enzimas de lactasa al mismo tiempo que consumes productos lácteos aún te genera síntomas incómodos, puede ser que seas intolerante a otra proteína o, probablemente, tengas una sensibilidad alimentaria.

El propósito de la dieta hipoalergénica es eliminar los alimentos ofensivos más comunes (los cinco principales) de tu dieta, incluidos el trigo, los productos lácteos, el maíz, la soja y los huevos, y observar cómo te sientes. Una eliminación completa tarda de seis a ocho semanas e implica mucha planificación de comidas. Si bien no siempre es simple o fácil de hacer, puede ser muy esclarecedora. También es importante tener en cuenta que, aunque se considera una dieta, no es una dieta para perder peso, sino que debe considerarse más como una prueba de sensibilidad a los alimentos.

Para hacer la dieta de eliminación, sigue estos pasos:

• Elimina los posibles alimentos agravantes durante tres días.


• En el cuarto día, elige un posible alimento agravante y come tres porciones de él.


• Si no tienes ningún cambio en los síntomas, espera otro par de días, mientras mantienes tu dieta constante antes de pasar al siguiente alimento agravante.


• Si los síntomas empeoran, evita comer esos alimentos hasta que hayas puesto a prueba todas tus sensibilidades a los alimentos y cómelos solo en cantidades limitadas.

También recuerda: muchos alimentos libres de gluten o de lácteos pueden no ser tan saludables como crees y es posible que tengan ingredientes de peor calidad como sustitutos. Trata de evitar los alimentos empacados, enlatados, procesados y fritos, y ten cuidado con los alimentos deshidratados y secos, ya que a menudo contienen azúcares y conservantes añadidos. Comer crudo y fresco es a menudo lo mejor que puedes hacer para gozar de una salud óptima.