Reducción de la hinchazón de las piernas y las várices en el embarazo
Con el embarazo vienen cambios importantes en la circulación. No es de extrañar: con el aumento en el peso corporal por el feto y el fluido circundante, se agrega presión adicional sobre los órganos y otras estructuras como las venas con paredes más débiles. El volumen de sangre del cuerpo también aumenta y estos cambios pueden provocar hinchazón, várices y hemorroides.
Alrededor del 40% de las mujeres embarazadas se ven afectadas por una o todas estas dolencias, y los síntomas pueden aparecer desde el primer trimestre, pero pueden ser más prominentes en el tercer trimestre.[1] Es común que las mujeres experimenten calambres o dolor en la parte inferior de las piernas al comienzo de la noche o a medida que avanza el día, especialmente aquellas que están de pie la mayor parte del día. Otros síntomas incluyen entumecimiento, hormigueo o piernas pesadas y adoloridas.[2]
¿Cómo se ve afectada la circulación por el embarazo?
Primero, es importante comprender la estructura y función de las venas y las válvulas dentro de ellas. Las válvulas están presentes en las venas para evitar que la sangre fluya hacia atrás. Cuando estas válvulas se debilitan, las venas luchan para mantener toda la sangre contenida moviéndose hacia adelante y hacia arriba contra la gravedad. Esto puede conducir a la acumulación de sangre dentro de las venas: la vena se dilata a medida que sus paredes se estiran y se hunden. Cuando los volúmenes de sangre se acumulan de esta manera, se generan problemas importantes en la circulación de las extremidades inferiores.
Las venas de las piernas se ven más afectadas porque tienen que trabajar más duro contra la gravedad, aunque en mujeres embarazadas, es común ver el desarrollo de hemorroides y varices vulvares debido al aumento de la presión dentro de la pelvis por el feto.[3]
Por supuesto, el desarrollo de problemas de circulación en el embarazo es multifactorial. Además del peso adicional del útero, el aumento del volumen de sangre aumenta la presión sobre las venas. El aumento de los niveles de progesterona también juega un papel importante, ya que la progesterona actúa como un relajante muscular para las paredes de los vasos sanguíneos.[4]
La presión sanguínea venosa puede verse afectada cuando se aplica un exceso de presión en la vena cava inferior (VCI). La VCI recibe sangre de las extremidades inferiores y la devuelve al corazón. Por lo tanto, cualquier compresión aquí aumentará aún más la presión arterial en las venas de las extremidades inferiores y aumentará el riesgo de desarrollar varices.[5] Esta puede ser una de las razones por las cuales las mujeres prefieren acostarse sobre su lado izquierdo que sobre el derecho: la colapsabilidad de la VCI del lado derecho, que puede ser incómoda en comparación con la aorta izquierda más resistente a la compresión, una arteria principal con un músculo más grueso y paredes más musculosas.
Debido a esta diferencia anatómica, los síntomas generalmente se notan primero en el lado derecho de la mujer. Por ejemplo, las mujeres pueden notar que su tobillo o pierna derechos se hinchan primero antes de que se note en ambos lados.[6]
Estos problemas de circulación pueden conducir a lo que llamamos “insuficiencia venosa” y edema en la parte inferior de las piernas, donde la acumulación excesiva de líquido conduce a la inflamación de los tejidos: la sangre que se ha acumulado en las venas puede forzar su paso desde la vena hacia los tejidos circundantes de los tobillos y las pantorrillas.
Formas de prevenir y tratar la hinchazón de las piernas y las várices
Medias de compresión
Estos son calcetines altos, hasta la rodilla o hasta la mitad del muslo, que tienen presión graduada incorporada. La tela es más ajustada en los tobillos, y se afloja gradualmente a medida que sube proximalmente por la pierna. Este tipo de compresión graduada ayuda a estimular el flujo sanguíneo para que regrese al corazón al agregar contrapresión.
Un estudio mostró que las mujeres que usaban medias de compresión durante el embarazo experimentaron una disminución significativa en los síntomas circulatorios de las piernas, a pesar de no poder eliminar completamente las varices superficiales.[7] Sin embargo, los investigadores también notaron una disminución significativa en la incidencia de reflujo dentro de la vena safena profunda.[8]
Otro estudio informó que las mujeres embarazadas que usaban medias de compresión regularmente tenían menos dolor en las piernas y una mejor calidad de vida, en comparación con aquellas que no las usaban para nada o no las usaban con frecuencia.[9]
Las medias de compresión han evolucionado mucho y están disponibles en diferentes telas, colores y estilos, que van desde calcetines deportivos hasta pantimedias. Esto ayuda a las mujeres a incorporarlas a su vida diaria.
Caminata
Caminar puede ofrecer alivio para la fatiga y la hinchazón de las piernas. En general, caminar ofrece compresión de los músculos esqueléticos en las piernas para ayudar a bombear la sangre venosa hacia arriba. Estar de pie, por el contrario, aumenta la distancia que la sangre tiene que viajar contra la gravedad, sin la acción de bombeo de los músculos de la parte inferior de la pierna. Caminar es un excelente ejercicio suave y de bajo impacto para mujeres embarazadas. Además de actuar como un entrenamiento “cardiovascular”, caminar cortas distancias apoya la parte inferior de las piernas, pero también la circulación de todo el cuerpo en general. Para las mujeres que están sentadas por largos períodos de tiempo, levantarse y caminar incluso una corta distancia (como ir al otro lado de la habitación) puede ser suficiente para ayudar a reducir la hinchazón y la pesadez de las piernas.
Inmersión en agua
Tradicionalmente, el agua y la hidroterapia se han utilizado para promover la sanación. El agua tiene la capacidad de mantener una temperatura el tiempo suficiente para la aplicación física, ya sea en forma de una compresa fría para disminuir la hinchazón o en forma de una compresa tibia para relajar los tejidos y aumentar el flujo sanguíneo. Sin embargo, la inmersión en agua actúa como un medio para proporcionar alivio de la fuerza de la gravedad. Al alterar el entorno dentro del cual se sumergen las piernas, la inmersión en agua tiene mucho potencial como opción de tratamiento.
Esto se puede hacer de distintas maneras. Primero, parándose en agua hasta la cintura o hasta el pecho. Solo con esto se puede aliviar la fuerza de la gravedad. Para agregar más apoyo, caminar en el agua con las piernas sumergidas crea presión adicional al contraer los músculos de las piernas. Y aún más, al participar en una clase de “ejercicios acuáticos” (adaptada a las habilidades de la persona) usarás todo el cuerpo en el agua e incluso más grupos musculares para apoyar la circulación (además de ser una excelente forma de ejercicio durante el embarazo). Estas son todas opciones seguras en el embarazo que pueden aprovechar personas con diferentes niveles de condición física.
Un estudio observó a mujeres que se pararon o caminaron en el agua (sumergiendo sus piernas) durante 20 minutos. Se informó que las mujeres en el grupo que se había sumergido en agua habían tenido reducciones significativas en la hinchazón de las piernas.[10]
Otros dos estudios han analizado la inmersión en agua: uno demostró que una clase de ejercicios acuáticos de 45 minutos fue capaz de reducir significativamente el volumen de las piernas,[11] mientras que el segundo mostró que sumergir las piernas durante 20 minutos ayudó a mujeres embarazadas en su tercer trimestre a reducir el edema de las extremidades inferiores.[12]
Reflexología
Un estudio que probó dos técnicas diferentes de reflexología encontró que la reflexología relajante y linfática realizada en mujeres embarazadas produjo reducciones significativas en los síntomas de las piernas, específicamente el edema, en comparación con las mujeres que recibieron la instrucción de descansar. Además, las mujeres en los grupos de reflexología estuvieron más satisfechas con la intervención en comparación con el grupo que solo descansó.[13]
Descanso
De los resultados anteriores podemos sin lugar a dudas inferir que hay opciones para reducir los síntomas de las piernas y mejorar la circulación a pesar de los cambios que se presentan en el embarazo. Sin embargo, igualmente nos podemos beneficiar de cambiar nuestras posturas, ya sea estar de pie o sentadas. Por ejemplo, los síntomas a menudo son peores, con un aumento de la insuficiencia venosa, cuando las mujeres permanecen de pie durante largos períodos de tiempo. Se deben tomar descansos con ejercicio o elevando los pies y las piernas. El estudio mencionado anteriormente que investigó la inmersión en agua también comparó los resultados con mujeres en su tercer trimestre que solo elevaron sus piernas durante 20 minutos. Los resultados entre la inmersión en agua y la elevación de las piernas fueron similares, con una reducción en la hinchazón de las extremidades inferiores.[14]
Conclusiones
Aunque hay muchas otras opciones disponibles, incluidos los medicamentos y cirugía, estas opciones pueden no ser apropiadas en el embarazo. Por lo tanto, el uso de prácticas como la inmersión en agua, la reflexología, la elevación de las piernas y caminar con medias de compresión puede ofrecer opciones viables y seguras para reducir y tratar los problemas de circulación de las extremidades inferiores durante el embarazo. También se debe recomendar el descanso y evitar estar de pie durante mucho tiempo seguido.
Referencias
1 Smyth, R.M.D., N. Aflaifel, and A.A. Bamigboye. “Interventions for Varicose Veins and Leg Oedema in Pregnancy.” The Cochrane Database of Systematic Reviews, No. 10 (2015): CD001066.
2 Smyth, Aflaifel, and Bamigboye, op. cit.
3 Smyth, Aflaifel, and Bamigboye, op. cit.
4 Smyth, Aflaifel, and Bamigboye, op. cit.
5 Smyth, Aflaifel, and Bamigboye, op. cit.
6 Benninger, B., and T. Delamarter. “Anatomical Factors Causing Oedema of the Lower Limb During Pregnancy.” Folia Morphologica, Vol. 72, No. 1 (2013): 67–71.
7 Thaler, E., et al “Compression Stockings Prophylaxis of Emergent Varicose Veins in Pregnancy: A Prospective Randomised Controlled Study.” Swiss Medical Weekly, Vol. 131, No. 45–46 (2001): 659–662.
8 Thalet et al, op. cit.
9 Allegra, C., et al. “Acceptance, Compliance and Effects of Compression Stockings on Venous Functional Symptoms and Quality of Life of Italian Pregnant Women.” International Angiology, Vol. 33, No. 4 (2014): 357–364.
10 Smyth, Aflaifel, and Bamigboye, op. cit.
11 Hartmann, S., and R. Huch. “Response of Pregnancy Leg Edema to a Single Immersion Exercise Session.” Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavia, Vol. 84, No. 12 (2005): 1150–1153.
12 Khedr, N.F.H., and R. Hemida. “Effect of Leg Elevation versus Water Immersion on Leg Edema in Third Trimester of Pregnancy.” IOSR Journal of Nursing and Health Science, Vol. 5, No. 6 (2016): 1–9
13 Smyth, Aflaifel, and Bamigboye, op. cit.
14 Khedr and Hemida, op. cit.