La obesidad - ¿Es posible recuperarse?

Uno de cada cuatro adultos en Canadá, que equivale a 6.3 millones de personas, fue diagnosticado con obesidad para finales de 2012. Esto representa un aumento del 17.5% desde 2003. Con la obesidad viene la fatiga, la desnutrición, la diabetes tipo II, la enfermedad cardiovascular y puede conducir al diagnóstico de otras enfermedades crónicas graves.

Como sabemos, la antigua metodología de calorías ingeridas-calorías quemadas no es tan exacta y simple cuando se trata de perder peso. Si 3500cal equivalen a una libra de grasa, entonces haciendo un cálculo simple, una reducción de 500cal por día debería generar una pérdida de peso garantizada de una libra por semana. Ahora bien, si fuera así de simple, entonces cualquiera que estuviera en una dieta restringida en calorías perdería peso sin ningún problema. Lamentablemente, esto no es lo que ocurre.

Adoptar la mentalidad de que una caloría es una caloría y es una caloría no es tan apropiado cuando se trata de la dieta norteamericana estándar. Eso significaría que si decides consumir 1000 calorías por día de carbohidratos, suponiendo que consumes normalmente 1500 calorías por día, lograrías perder peso. Cada vez más investigaciones muestran los problemas relacionados con los carbohidratos y el aumento de peso, los alimentos ricos en almidón y el aumento de peso y la sensibilidad al gluten o la celiaquía y el aumento de peso, y con esa evidencia debemos readaptar nuestra forma de pensar sobre los alimentos. No olvidemos tampoco todos los aditivos alimentarios y edulcorantes artificiales que se encuentran en nuestros alimentos.

Por lo tanto, ya no se clasifica la obesidad como un subproducto de la pereza. Está más asociada a las emociones, la genética, las respuestas inmunes y otros factores biológicos, no solo con uno que actúa de forma aislada. Esto no quiere decir que no necesitas responsabilizarte por lo que consumes todos los días o la cantidad de gasto de energía (o "la cantidad de pasos") que das diariamente. Lo que un experto, el Dr. Howard Rankin, sugiere es que los humanos creemos que tenemos más control sobre nuestro comportamiento que el que en realidad tenemos ⁽¹⁾. Nuestra conducta está influenciada por nuestras respuestas al estrés, los hábitos, la adicción, el estado de ánimo, la calidad del sueño y los grupos de apoyo. Por ejemplo, elegir comida chatarra en vez de alimentos más saludables puede ser un hábito o una adicción. Las empresas invierten millones de dólares cada año para crear alimentos que enganchen a las personas. Ahí radica el problema. Estos alimentos son manipulados para engañar a nuestros cerebros y desactivar la saciedad. Literalmente están "engañando" tus rutas de señalización naturales para que pienses que no están consumiendo calorías y comas más, o que "necesitas" otro bocadillo azucarado. Cada vez que elegimos una merienda o una comida alta en grasa o en azúcar, automáticamente se alteran nuestros procesos endocrino, metabólico e inflamatorio, lo que significa que aumenta la glucosa en sangre, los triglicéridos y los marcadores inflamatorios, todas señales de la enfermedad metabólica ⁽²⁾.

Donde la mayoría de las personas fracasan con la pérdida de peso es en: "¿Cuánto tiempo pasará antes de que se vean los resultados?" La cantidad de peso que tengas que perder determinará cuán rápido podrás ver los resultados y cómo podrás mantenerlos. El seguimiento de más de 270 000 participantes durante una década demostró que se lograba una pérdida de peso del 5% en uno de cada 12 hombres y en una de cada 10 mujeres al año. Perder el 5-10% de tu peso corporal tiene enormes beneficios para la salud. Sin embargo, se demostró que mantener el nuevo peso fue difícil en estos grupos, ya que el 53% volvió a su peso anterior en dos años y el 78% después de cinco años ⁽³⁾.

Estas tendencias no son tan irracionales cuando pensamos en la naturaleza humana. La mayoría de las personas ha hecho al menos una dieta de moda o yo-yo en su vida. Los ciclos de pérdida-recuperación de peso son comunes en más de un tercio de las personas que intentan perder peso ⁽⁴⁾. De hecho, esta forma de pérdida y ganancia drástica de peso de hecho promueve procesos inflamatorios dentro de las células grasas, lo que puede tener consecuencias graves para la salud ⁽⁴⁾.

Para complicar más las cosas, cuanto mayor sea tu IMC (índice de masa corporal), más difícil te será perder peso. Las investigaciones muestran que las personas que fueron clasificadas como obesas (IMC de 30-35) solo tienen una probabilidad de una en 124 para las mujeres o una probabilidad de uno en 210 para los hombres de alcanzar un peso corporal normal. Si el IMC llega o sobrepasa los 40, entonces las probabilidades de obtener un peso saludable son de una en 677 para las mujeres y uno en 290 para los hombres ⁽³⁾. Esa es una tasa de éxito reducida del 83% y del 28% para mujeres y hombres con obesidad severa, respectivamente. Concluimos entonces que es posible que la mayoría de los pacientes obesos y severamente obesos nunca alcancen un peso corporal saludable durante su vida.

Sobre la base de estos alarmantes descubrimientos, nunca ha sido más importante que dejemos de centrarnos en el cuidado de la enfermedad y nos enfoquemos más en la prevención del aumento patológico de peso. Esto incluye modificaciones dietéticas con algún tipo de seguimiento, suplementos adecuados y el establecimiento de un sistema de apoyo positivo.

Ciertamente, ahora estamos familiarizados con el mantra "los alimentos procesados son malos, la comida real es buena" cuando se trata de una alimentación saludable. ¿Qué hay de lo que ves a tu alrededor diariamente? Un estudio mostró que las personas que mantienen cajas de cereal y bebidas azucaradas a la vista pesaron 20 libras más que aquellos que mantienen opciones de alimentos más saludables, como frutas, quienes pesaron 13 libras menos ⁽⁵⁾. Tal evidencia demuestra por qué controlar el entorno es un aspecto tan importante en la pérdida de peso. Esto incluye no solo lo que ves a diario, sino también el tamaño del plato, el presupuesto de alimentos y el ambiente del hogar ⁽⁶⁾. Las personas que logran mantener un peso saludable generalmente se rodean de paquetes de alimentos más pequeños, esconden los bocadillos detrás de los armarios y mantienen las opciones de alimentos más saludables a la vista ⁽⁵⁾. Como se indicó anteriormente, incluso una comida alta en grasa o en azúcar puede desencadenar señales de enfermedad metabólica. Así que hacer trampa no es una opción, ni siquiera una vez.

En pocas palabras, el solo hecho de comer una fruta diaria adicional (principalmente bayas, manzanas o peras) o vegetales sin almidón (verduras de hoja verde y vegetales crucíferos) y evitar los vegetales con almidón (patatas, nabos, remolachas, zanahorias) puede promover la pérdida de peso. ⁽⁷⁾

Más allá de la toma diaria de un suplemento multivitamínico de buena calidad y de aceite de pescado, también debes considerar los siguientes suplementos para tu programa de pérdida de peso.

Probióticos: Tu salud general depende en gran medida de la salud de tu intestino. Esto no solo aplica a la salud digestiva, sino también a la pérdida de peso. Las bacterias que viven en su intestino realmente pueden afectar tu peso y niveles de colesterol. Mantener una microbiota saludable en el intestino, con el uso de probióticos, puede ayudarte a digerir mejor tus alimentos y mejorar tu sistema inmune; además nuevas investigaciones demuestran que modulan el colesterol bueno (niveles de HDL) y el colesterol malo (triglicéridos). De hecho, hubo casi un 5% de mejora en la pérdida de grasa, un 6% de reducción en los triglicéridos y un 4% de mejoría en el colesterol HDL en aquellos individuos que tenían una microbiota saludable en su tracto digestivo, independientemente del sexo o la edad ⁽⁸⁾.

Antioxidantes: Ya sea que tengas sobrepeso o seas obeso, controlar el estrés oxidativo es indispensable, especialmente para aquellos con diagnóstico de síndrome metabólico. La vitamina E, la vitamina A, la vitamina C, la vitamina D y el selenio son solo algunos de los antioxidantes que puedes usar ⁽⁹⁾. Las bayas, el acai, el mangostán, la chlorella y la espirulina también cuentan como súperalimentos y son increíblemente ricos en antioxidantes. Ya sea a partir de alimentos o suplementos, los antioxidantes son una necesidad para evitar que progrese la enfermedad crónica.

Tanto la calidad como la cantidad de sueño son importantes. Un sueño restringido, de menos de cuatro horas por noche ⁽¹⁰⁾ , o no lograr dormir profundamente durante al menos 8 horas ⁽¹¹⁾ , lo que significa que tu sueño es muy superficial a pesar de dormir toda la noche, elevará automáticamente el azúcar en la sangre, aumentará la resistencia a la insulina y promoverá el hambre. Todas estas cosas pueden sabotear todo el buen trabajo que estás haciendo durante el día. Ya que vivimos siempre tan ocupados, alcanzar la calidad del sueño puede ser difícil, pero trata de enfocarlo como parte de tu régimen de pérdida de peso.

Las personas a tu alrededor serán la clave de tu éxito. Tienes más probabilidades de fracasar si lo haces solo que si te alineas con una o más personas que están tomando las mismas decisiones saludables que tú. También debes aliarte con un excelente profesional de la salud que te apoye con todas tus necesidades médicas y de seguimiento de la dieta. Si tienes una comunicación de alta calidad, empatía, claridad y confianza con tu médico o asesor de salud, tiene dos veces más probabilidades de perder más peso ⁽¹²⁾ . De hecho, ver a tu médico de 10 a 15 minutos, cara a cara, durante al menos 14 semanas, puede promover una pérdida de peso de hasta 14.5 libras ⁽¹³⁾ . Continuar trabajando con tu médico en los próximos años también te ayudará a seguir bajando de peso y evitar cualquier efecto rebote.